En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Mayte Calderon Grobet.
Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder
salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Zihuatanejo
en la costa pacifica mexicana. El lugar en donde he sido feliz en muchas etapas
de mi vida. Todos los recuerdos que contiene este puerto de pescadores harían
de mi encierro un espacio sostenible. Además, la cercanía al mar con las playas largas del pacifico
funcionarían como un bálsamo al espíritu.
¿Prefiere los animales a la gente? La gente, por supuesto, pero si me encontrara sola optaría por adoptar a
un perro.
¿Es usted cruel? De
ninguna manera y hasta ahora no planeo serlo.
¿Tiene muchos amigos? Sí, muchos de mis amigos son mi familia. Al migrar muy joven a Suecia, mis
amistades lejos de México se convirtieron en una especie de clan familiar
¿Qué cualidades busca en sus amigos? Generosidad, inteligencia, bondad. Suelo buscar almas afines con
intereses similares. Me gusta tener amigos divertidos, que me hagan reír.
¿Suelen decepcionarle sus amigos? Muy pocas veces.
¿Es usted una persona sincera? Intento serlo.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Me gusta leer en mi tiempo libre y muchas veces en el no tan libre.
¿Qué le da más miedo? Envejecer.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le
escandalice? Que el mundo siga revuelto y
que gente inepta ocupe las altas esferas del poder mundial.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida
creativa, ¿qué habría hecho? Probablemente seria guía en un museo, contando
historias de personajes míticos. De lo contrario sería bibliotecaria o la dueña
de un café en donde la gente pueda leer, charlar y comer tartas de crema como
los de la ciudad de Viena.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Me gusta mucho correr. Soy como Murakami ya que las ideas para mis
escritos se concretizan cuando corro.
¿Sabe cocinar? Sí.
Cocinar es relajante. Funge como un espacio meditativo.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un
personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A la Archiduquesa Carlota,
Emperatriz de México. Personaje incomprendido de la historia de México.
Tristemente recordada como loca.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de
esperanza? La misma palabra: ESPERANZA.
¿Y la más peligrosa? NUNCA.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien? No. Es un sentimiento que no he tenido pero que he imaginado a través de
la creación literaria al elaborar un personaje de ficción.
¿Cuáles son sus tendencias políticas? La no violencia como Gandhi. La quimera de vivir en democracia, sin
guerras.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Una gaviota para volar en libertad y observar la belleza de nuestro
planeta desde las nubes.
¿Cuáles son sus vicios principales? Beber café. Levantarme tarde.
¿Y sus virtudes? Generosa,
positiva, empática y bastante paciente con la gente que me rodea.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del
esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Imágenes de vida con los recuerdos más potentes. Con seguridad la infancia
protagonizada por mis padres, abuelos y hermanos. Vería las caras de mis tres hijos.
Probablemente reviviría momentos de plenitud en el amor romántico. Utópicamente
todo en paz y gratitud. Sin pánico…
T. M.