martes, 25 de mayo de 2010

Te adoro, Clarice



El mes pasado, en la mesa compartida de Casa de América con José Balza, con motivo de la presentación de su novela Percusión, una mujer, al final del acto, le formuló un par de preguntas al escritor que tenían que ver con el Brasil. La segunda de ellas aludía a Clarice Lispector.

José simplemente dijo: "La adoro", y entonces recordó cómo había ido leyendo sus libros desde décadas atrás, cuando se traducían en América Latina antes que en España.

En aquellos momentos en que él hablaba de la hermosura, profundidad, delicadeza de Clarice y sus libros, su voz fue la mía, pues eso mismo siento yo por esa escritora que siempre resulta sensual, fascinante, poderosa.

Estas cartas que acaba de publicar Siruela tal vez sólo sean interesantes para los adictos a Clarice, pues no aportan asuntos literarios generales o particulares suficientemente atractivos para el lector común, pero cualquier pedazo de reflexión venida de Lispector es un rayo de luz, es una saudade feliz.

"Vivo esperando la inspiración con una avidez que no da tregua. He llegado a la conclusión de que escribir es lo que más deseo en el mundo, más que el amor." (enero, 1942)