martes, 17 de julio de 2012

En el Museum of Fine Arts de Boston


Aquella mañana descubrí a John Singer Sargent (1856-1925), americano de ascendencia italiana, aunque el quisquilloso Henry James dudaba de su nacionalidad. Pinturas sobre Capri. “The Daughters of Edward Darley Boit”, verdaderamente inquietante, con una gran influencia de “Las Meninas”. Muy curioso “An Artist in His Studio”. Al lado, pinturas sencillas del paisaje marino o humano de Winslow Homer. De los impresionistas me agradó Childe Hassam, autor de “Charles River and Beacon Hill”. Y precioso “Boston Common at Twilight”: “Hassam believed that artists should paint their own time and surroundings”.


Luego, pasé delante de una maravillosa escultura de Doré, “Maenads in a Wood”, con Orfeo ausente (1879), y qué increíble el bodegón de Jan Jansz “Breakfast Still Life with Glass and Metalwork” (1637). Y la sala sublime con Degas, Monet, Manet, Millet… Van Gogh también, y Renoir, más el mejor cuadro de Turner, “Slave Ship” (1840), según John Ruskin. Varias salas, pues, de arte europeo, muy variada: surrealistas; renacimiento español e italiano, una sala gigantesca con Zurbarán y El Greco. Entonces, en la, por así decirlo, rotonda que era punto de entrada y salida de varias salas, con las escaleras en medio, la gran sorpresa: el retrato de Góngora, de Velázquez, 1622, procedente de la Maria Antoinette Evans Fund en 1932. El famoso rostro severo, algo retador, irascible.