lunes, 31 de diciembre de 2012

Entrevista capotiana a Vicente Valero

En 1972, el escritor estadounidense Truman Capote (1924-1984) publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama 1999), y en él el autor de A sangre fría se entrevistaba a sí mismo con especial astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Vicente Valero.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Mi propia casa. Ahora me doy cuenta de que está pensada precisamente para eso.
¿Prefiere los animales a la gente?
A veces sí, a veces no.
¿Es usted cruel?
No.
¿Tiene muchos amigos?
No.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Todas.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Por supuesto (ver respuesta anterior). Y yo a ellos.
¿Es usted una persona sincera? 
Casi siempre lo soy. Es un lujo que puedo permitirme.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Viendo películas por televisión, por ejemplo. Doy por hecho que leer o escuchar  música forman parte de mi trabajo, no de mi tiempo libre.
¿Qué le da más miedo?
Me da miedo lo peor del pasado, sus formas de volver y de hacerse presente. Aunque la verdad es que el futuro tampoco tranquiliza mucho.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Todavía me escandaliza la pobreza.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Continuaría siendo profesor, supongo.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Camino. Pero lo veo más como una cosa de tipo espiritual.
¿Sabe cocinar?
No.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
No he conocido a nadie realmente inolvidable. Aunque sí a muchos tipos raros sobre los que he escrito muchos artículos (aunque no en el Reader’s Digest).
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Bello, pronunciada por una bella mujer italiana.
¿Y la más peligrosa?
Identidad, pronunciada por cualquier burgués nacionalista.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No, prefiero pensar que van a caerse ellos solos por un barranco.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Confusas siempre.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Un comerciante.
¿Cuáles son sus vicios principales?
La generosidad. Me hace cometer muchos errores.
¿Y sus virtudes?
Fumar y beber moderadamente.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Estuve a punto de ahogarme siendo niño. Lo único que se me pasó por la cabeza es que ya no llegaría nunca a ser mayor.
T. M.