viernes, 8 de marzo de 2013

Entrevista capotiana a José Antonio Fortuny


En 1972, Truman Capote (1924-1984) publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama 1999), y en él el escritor estadounidense se entrevistaba a sí mismo con especial astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de José Antonio Fortuny.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
La isla de Menorca se ha convertido en el lugar donde tengo que vivir, y más concretamente en los pocos metros cuadrados de esta habitación. La isla tiene grandes privilegios, como su belleza y la calma, pero también algún inconveniente. Aunque en absoluto me quejo por vivir aquí, si pudiera elegir me gustaría poder ver más mundo.
¿Prefiere los animales a la gente?
No, en absoluto, la gente me gusta muchísimo más. He tenido animales que me han hecho mucha compañía, pero me encanta conocer gente nueva. Siempre es un riesgo porque te pueden hacer daño, pero también te pueden proporcionar unas satisfacciones que los animales nunca te podrán dar.
¿Es usted cruel?
No mucho. A lo largo de mi vida creo que he sido más cruel conmigo mismo que con los demás.
¿Tiene muchos amigos?
No todos los que quisiera. Bueno, estoy bastante solo, esa es la verdad. Y no porque no sea una persona sociable, sino porque "simplemente" no me puedo mover. Padezco una enfermedad muscular que me tiene totalmente paralizado. Salir al exterior es una odisea. Y esto entraña muchas dificultades para conocer gente.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Soy una persona que ha aprendido a saber coger el lado positivo de cada persona. Pero si puedo elegir, diría que una de las cualidades fundamentales es que sean personas vitalistas, con sentido del humor, con curiosidad por aprender cosas nuevas, y que sepan escuchar. No sé si es mucho...
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
A todos nos ocurre esto alguna que otra vez. Y por supuesto, supongo que yo también he decepcionado. Es el riesgo que entraña conocer gente, pero aun así creo que vale la pena.
¿Es usted una persona sincera?
Procuro serlo. Pero no hasta ese extremo de decirle algo a alguien que sepa que le va a doler. Por ejemplo, si un compañero que ha escrito un libro me lo da a leer y no me gusta, no se lo digo. Me voy por la tangente.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Una de mis grandes pasiones es ver el mar. La isla es maravillosa en este sentido. Nunca me canso de ver el mar.
¿Qué le da más miedo?
El sufrimiento.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La última vez que me he escandalizado ha sido al presenciar un acto muy hipócrita. Que me mientan, que me utilicen, también me escandaliza.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Escribir para mí es ante todo un ejercicio mental para tratar de mantenerme mentalmente en forma. Nunca pensé que acabaría escribiendo. Han sido las circunstancias, estar atrapado en este cuerpo inmóvil y tener que ocupar el tiempo, lo que me ha conducido a ello. Por supuesto que a menudo pienso cómo hubiera podido ser mi vida en otras circunstancias, pero tampoco quiero torturarme. Creo que me gustaría alguna profesión relacionada con la creatividad o con la enseñanza. Pero si pudiera elegir ahora mismo, lo que más me apetecería sería viajar; escogería una carretera y seguiría hacia adelante. Sería un autoestopista, un peregrino, un mensajero del zar... o algo así.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Me encantaría ver tu rostro en estos momentos si me hicieras esta pregunta cara a cara. Creo que te pondrías un poco rojo y nos reiríamos. Todo el ejercicio físico que puedo hacer es mover los ojos, pero creo que esta disciplina aún no ha sido contemplada por el Comité Olímpico. Mi fisioterapeuta también me moviliza de tanto en tanto, aunque tampoco sé si esto se puede considerar ejercicio...
¿Sabe cocinar?
No, pero soy un crítico gastronómico muy reputado. He aprendido mucho de los programas de cocina que veo por televisión.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Uno de los personajes históricos que desde siempre me ha llamado mucho la atención es Leonardo da Vinci, por la cantidad de conocimientos que llegó a tener, en campos tan diversos. Tuvo una mente privilegiada.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Esperanza, esperanza, cuántas veces he pronunciado esta palabra tan completa y tan asociada a otra: vida.
¿Y la más peligrosa?
Más que palabras, hay algunas expresiones vacías que me sacan de quicio: "te admiro", "eres un ejemplo a seguir", "pobrecito", "superación personal".
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Sí, por delante y por detrás. Si me he contenido ha sido porque después cuesta mucho limpiar las salpicaduras de sangre en la ropa y en la moqueta.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
No me siento representado actualmente por ningún partido político. No me gusta ninguno. Trato de hacer política, pero no partidista, sino basada en la defensa de los derechos humanos, especialmente de las personas con diversidad funcional (discapacidad).
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Si fuera otra cosa no sería yo, y por tanto no tendría esta consciencia, por lo que no sé si valdría la pena... En todo caso, si pudiera conservar mi personalidad, no estaría mal tener el cuerpo de Pau Gasol, la mente de Stephen Hawking y la... de Nacho Vidal.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Soy una persona bastante insípida en este sentido. No fumo, no bebo... Leo bastante y escucho música.
¿Y sus virtudes?
Dicen que tengo una mirada que es capaz de hacer sentir bien a la persona que esté conmigo, y hacer que el tiempo vuele mientras charlamos.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
No es broma, pero he estado a punto de ahogarme en más de una ocasión. Y te puedo asegurar que no pasa ningún tipo de imagen, sino que llega un momento en que lo que quieres es que eso se acabe, de una forma u otra. Pero si se pudieran insertar imágenes, las últimas escenas que me gustaría que pasaran por mi cabeza serían la de verme pasear por la playa, en un atardecer, escuchando el sonido del mar.
T. M.