Abro las manos y cae en ellas un libro
exquisito, que las honra. Una antología de la poesía de Jesús Aguado,
bellamente editada por Fondo de Cultura Económica y preparada por el siempre
perfecto José Ángel Cilleruelo. Este poeta prologa el libro de manera
inmejorable, desde lo vivencial del autor hasta lo artístico, destacando tanto
el cuarteto de ciudades –Sevilla, Benarés, Málaga, Barcelona–que ha contemplado
su escritura insomne –dice el propio Aguado en el epílogo que el poeta escribe
hasta con los ojos cerrados–, como su poética del amor. Frente al hermetismo
estilístico, la actitud soberbia y pedante, la pose estetizante de tantos que
se dan en llamar poetas y logran, con amiguismos vergonzantes, su pedazo de
podio en los premios institucionales y espacios en los medios, están los
verdaderos poetas como Cilleruelo y Aguado, humildes, constantes, delicados,
fieles, profundos y generosos. El primero aquí ha seleccionado, de entre la
obra plural del segundo, los mejores poemas de una andadura que ya dura treinta
años, que atiende a lo más humano que hay en nosotros y que no tendrá fin,
porque el poeta, el verdadero poeta, lo es hasta que los ojos dejan de ser
insomnes para dejar, simplemente, de ser.