viernes, 27 de diciembre de 2013

Entrevista capotiana a Fernando Cámara


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Fernando Cámara.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Mi cárcel interior, donde siempre he habitado.
¿Prefiere los animales a la gente?
La gente es un animal. Bello y cruel.
¿Es usted cruel?
Hago todo lo que puedo.
¿Tiene muchos amigos?
Menos de los que debiera.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que me apetezca estar con ellos.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No, porque espero poco en general.
¿Es usted una persona sincera? 
Imposible, me quedaría sin amigos.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Leyendo, viendo cine. Escribiendo, haciendo cine.
¿Qué le da más miedo?
El miedo en sí mismo.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Siento curiosidad más que sensación de escándalo.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Lo que llevo haciendo mucho tiempo: cine y pintura. La literatura está en el medio, inseparable.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Aleatoriamente, unos inútiles estiramientos para creerme activo.
¿Sabe cocinar?
No me moriría.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Patricia Highsmith.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Cero: punto de partida y de llegada.
¿Y la más peligrosa?
10. Porque crees que llegaste a algo.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Of course!
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
No me gusta comer si el de al lado tiene el plato vacío. Pero lo hago a diario.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Alguien que simplemente ES, sin más perturbaciones del alma.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Exceso de trabajo, exceso de vacío, exceso de equipaje… Inmovilidad reiterativa en proceso de acentuación.
¿Y sus virtudes?
La falta de alienación.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Soy extremadamente cauto para llegar a ahogarme. Y además, siempre tengo un par de novelas pendientes de las que la humanidad no puede prescindir. No hay posibilidad para el ahogo. Si acaso, una tos grave.

T. M.