domingo, 5 de enero de 2014

Entrevista capotiana a Pedro Bravo

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Pedro Bravo.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Uf, no sé, en la biografía de Hernán Cortés, siendo Hernán Cortés. O en la de The Clash, siendo Joe Strummer.
¿Prefiere los animales a la gente?
No, salvo en el caso de la gente que prefiere los animales a la gente. Pero me gustan los animales, ojo.
¿Es usted cruel?
Con la gente, no. Con los animales, sí. Cuando me los como. Y no sólo me refería a esto cuando decía que me gustaban.
¿Tiene muchos amigos?
Pues yo creo que sí, pero la palabra amigos es bastante relativa, ¿no?
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
No en todos las mismas, sino tendría menos o sería un coñazo. Pero, en general, sentido del humor y que sean buena gente.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No suele decepcionarme casi nada ni casi nadie. Pero no porque las cosas o la gente no sean decepcionantes, sino porque no me creo expectativas, no sé si por falta de imaginación, por pereza o porque soy muy de vivir el presente.
¿Es usted una persona sincera? 
Sí.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Me gusta leer, me gusta pasear, andando o en bici, me gusta hacer deporte, me gusta ir al cine, me gusta beber con amigos, me gusta comer bien, me gusta dormir, me gusta follar, me gusta no hacer nada, me gusta estar con mi familia… Y me gustaría muchísimo tener tiempo libre, en ello estoy.
¿Qué le da más miedo?
Me dan miedo muchas cosas y también me da vergüenza contarlas. Que alguien llame a un psicólogo.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Nada. Ni siquiera la tendencia a escandalizarse por todo del personal en estos tiempos. Vivimos rodeados de gente que se lleva las manos a la cabeza por cualquier cosa y al final eso hace que lo realmente escandaloso se pierda entre tanta chorrada y tanta queja. Preferiría que concentrásemos nuestra ira en lo importante y que la convirtiéramos en energía para cambiar las cosas. Escandalizarse no provoca cambios, sólo cartas al director. O tuits.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Me gustaría matizar un par de cosas. No creo que ser escritor sea llevar una vida creativa, sino trabajar con la creatividad. Tampoco me considero únicamente escritor; aunque escribo, hago muchas otras cosas para ganarme una vida, que, por cierto, sí que considero en ocasiones bastante creativa. Dicho lo cual, pues no lo sé. Igual que no tuve vocación de hacer lo que hago, sino que la vida me trajo hasta aquí y me llevará a otro lado, supongo que si en algún cruce de caminos hubiese elegido otro, estaría en alguna otra parte y no contestando esta pregunta. Y tan feliz.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Sí. Todos los días. Corro, voy al gimnasio, a veces boxeo, monto en bici, subo muchas escaleras, nado si estoy cerca del mar o de una piscina, buceo. Dicho así, parezco un Geyperman, pero lo hago para no volverme loco. Me sienta bien.
¿Sabe cocinar?
Sí. No estoy para presentarme a un concurso de la tele pero en casa me lo trabajo yo casi siempre. Mi mujer habla maravillas de mi cocido madrileño, por ejemplo. Y mi mujer también es sincera.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
No conozco esos artículos pero me gustan mucho los personajes reales, las personas de alrededor que hacen cosas espantosas y estupendas, a veces asombrosas, otras lamentables. Ya me he dedicado en algunas revistas a entrevistar a ese tipo de gente. Y, al final, en reportajes y novelas, o al menos en las que yo hago, es la que me da la gasolina narrativa.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
A mí me gustan, en cualquier idioma, vivir, y sus derivados, y libertad.
¿Y la más peligrosa?
No me parecen muy peligrosas las palabras. Me parecen peligrosas las personas, sobre todo cuando se juntan para ejercer, o intentar hacerlo, algún tipo de poder sobre otras.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Pues creo que matar no. He sido irascible y violento, pero no soy mal tipo.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Disidencia en cuanto a lo que se entiende habitualmente como política, la de partidos y demás chistes malos. Vengo del pensamiento libertario y voy a cualquier sitio donde se construyan proyectos y comunidades chulas, justas, honestas y transparentes. La ética del punk me vale mucho más que cualquier programa de cualquier partido.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
La playa de los Genoveses, en el Cabo de Gata.
¿Cuáles son sus vicios principales?
He tenido que mirar el diccionario para afinar la definición porque no suelo considerar vicios los que se suelen considerar como tal y me he encontrado que tengo muchos: mala hostia, impaciencia, desorden, culpa… Y, sí, aún tengo tendencia a la juerga y a veces no la domino.
¿Y sus virtudes?
Intento estar siempre ahí para echar una mano. Y tengo una red de contactos bastante considerable para todo tipo de asuntos.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
No sé cuál es el esquema clásico pero creo que hasta el último momento estaría buscando soluciones para no ahogarme. Y no lo digo por hacerme el listillo, me he puesto en situación y es lo que me he imaginado. Soy cabezota.

T. M.