domingo, 19 de enero de 2014

Entrevista capotiana a Susana Benet

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Susana Benet.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Una ciudad con muchos jardines y librerías abiertas por las noches.
¿Prefiere los animales a la gente?
Prefiero a la gente con animales.
¿Es usted cruel?
A veces lo he sido y después me ha remordido la conciencia.
¿Tiene muchos amigos?
Los suficientes para no sentirme sola. Pero detesto los grupos. Me gusta la gente de forma individual. Es la mejor forma de llegar a conocerla, apreciarla o rechazarla.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que sean inteligentes, creativos, sinceros, divertidos… y que no asfixien.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Puede que yo los decepcione más a ellos.
¿Es usted una persona sincera? 
Procuro serlo siempre, aunque me cierre puertas.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Durmiendo. Pero también me gusta sentarme a leer, escribir y pintar durante las otras doce horas.
¿Qué le da más miedo?
El miedo.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La hipocresía.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Antes de escribir era una oscura oficinista sin vocación. Jamás desearía volver a serlo. Ahora escribo, que es lo que más he deseado toda mi vida. Pero también pinto acuarelas. Creo que pintar sería mi otra opción.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Sí, pero no. Lo intento, me apunto a gimnasios, a piscinas… pero, en cuanto puedo, busco una excusa para no ir. Creo que el ejercicio que más me gusta es bailar y lo practico siempre que alguien tira de mi mano.
¿Sabe cocinar?
Pues sí, y bastante bien. Mis gatos están encantados.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Así, de pronto, al poeta José Luis Parra, recientemente fallecido. Creo que su obra es excepcional aunque poco conocida. Y su personaje es digno de la mejor novela rusa.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Amor.
¿Y la más peligrosa?
Odio.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No he querido, pero sí lo he pensado.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Vengo de una familia anarquista, así que no me caso con nadie.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Una piedra. Me encanta la tranquilidad.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Dormir es el principal. En los otros soy más moderada, pero no desdeño un cigarrillo, una copa o un buen filete de vez en cuando. Otra debilidad: leer y ver programas sobre psicópatas.
¿Y sus virtudes?
Qué difícil. Creo tener algunas, pero como no puedo verme a mí misma con ojos ajenos, tal vez tengo menos de las que pretendo.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
No tengo ni idea. Una vez me desmayé y estuve unos segundos contemplando un horizonte donde brillaba una luz prodigiosa. Me gustaría volver a verla en ese instante, porque me llenaba de paz.

T. M.