jueves, 6 de marzo de 2014

Entrevista capotiana a Pablo Ramos

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Pablo Ramos.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Mi casa, de hecho casi vivo en ella sin salir jamás.
¿Prefiere los animales a la gente?
Sí.
¿Es usted cruel?
Sí.
¿Tiene muchos amigos?
No.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que no me llamen demasiado, y que sean generosos a la hora de prestarme dinero y de ahorrarse consejos.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No.
¿Es usted una persona sincera? 
Por demás, creo que carezco por completo de filtros.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Tocar y componer música.
¿Qué le da más miedo?
Las palomas, las ratas, la muerte, en ese orden.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La estupidez.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Yo no decidí ser escritor, de la misma manera habría hecho la primera cosa que diera algún resultado positivo.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
No.
¿Sabe cocinar?
Sí.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Desestimaría el encargo de semejante cosa.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Dios.
¿Y la más peligrosa?
Dios.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Esas cosas no se preguntan.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Anarquista.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Batman.
¿Cuáles son sus vicios principales?
De eso no se habla.
¿Y sus virtudes?
De esto se habla menos que de lo anterior.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Un salvavidas, una botella de whisky,  un vaso con hielo. El culo de una negra, tal vez.
T. M.