jueves, 5 de marzo de 2015

Entrevista capotiana a Ricardo Rodríguez

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Ricardo Rodríguez.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
El casco viejo de Toledo, entre abril y junio, siempre con la condición de que al finalizar el mes de junio empezase de nuevo el mes de abril, porque ésta es la época del año en la que lucen las piedras de Toledo y para mí eso es suficiente.
¿Prefiere los animales a la gente?
Depende de qué animal y de qué gente estemos hablando.
¿Es usted cruel?
Sólo de manera platónica.
¿Tiene muchos amigos?
Creo no ir mal servido.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Jamás tuve muy claros los motivos por los que nacía en mí el sentimiento de amistad hacia otras personas y, una vez que son amigos, me resulta innecesario buscar en ellos cualidades ni defectos.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Lo que en alguna ocasión ha sucedido es que he descubierto que no era amigo mío alguien que yo creía que lo era. Pero los que sí lo son jamás me han decepcionado. Lo que no evita que hayan hecho cosas que no me gusten.
¿Es usted una persona sincera? 
Creo ser sincero, o al menos intento serlo, incluso cuando miento.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Amando, leyendo, paseando, durmiendo.
¿Qué le da más miedo?
Las arañas.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La corrupción, en el sentido más amplio, más humano y más repulsivo de la palabra.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Ser funcionario de Hacienda.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Nadar y pasear, pero con bastante menos frecuencia de la que me gustaría.
¿Sabe cocinar?
Lo imprescindible para no morirme de hambre.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A Mark Twain o a Huckleberry Finn, o a ambos.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Voluntad.
¿Y la más peligrosa?
Voluntad.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No, nunca, pero sí darle un susto, a más de uno.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
De izquierdas.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Reloj de arena. Debe de ser entretenido.
¿Cuáles son sus vicios principales?
La pereza y la tozudez.
¿Y sus virtudes?
La tozudez y la pereza porque, combinadas, permiten conquistar la eficacia.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Agua.

T. M.