martes, 31 de marzo de 2015

Entrevista capotiana a Sara Mesa

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la «entrevista capotiana» con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Sara Mesa.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Una casita en una playa virgen. Eso no estaría nada mal.
¿Prefiere los animales a la gente?
En algunos casos, sin duda.
¿Es usted cruel?
¡No! Pero a veces gasto lo que yo llamo “el colmillo retorcido”.
¿Tiene muchos amigos?
Posiblemente más de los que merezco.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Generosidad y humor.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No.
¿Es usted una persona sincera? 
Con la edad estoy tratando de serlo, pero me temo que lo que me sale es ser más bruta.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Me gustan los dibujos animados y las carantoñas. Estoy en serio.
¿Qué le da más miedo?
La violencia.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
El despilfarro.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Me hubiera gustado dibujar. A veces pienso que escribo porque no sé dibujar ni cantar ni tocar ningún instrumento ni bailar.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Me gusta nadar, así que en la casa de la playa de la primera pregunta incluiría también una piscina.
¿Sabe cocinar?
Sólo recetas que no llevan más de media hora. En cortar queso y abrir una lata de sardinas se tarda aún menos. Me gusta lo sencillito.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A Jesús Lutero, El Pera. Un verdadero personaje sevillano.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Ni idea. Una pregunta muy difícil esa.
¿Y la más peligrosa?
Esta es más fácil, hay varias. Elegiré raza. Se suele usar para cosas muy feas.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
He deseado que desaparecieran, pero matarlos no.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
¿Escepticismo?
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Un hombre. Para variar.
¿Cuáles son sus vicios principales?
No sé. Qué pudor incluso pensarlo.
¿Y sus virtudes?
Tampoco sé. Soy muy aseada, eso sí.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Soy incapaz de imaginar eso. Se me vienen imágenes absurdas: un galgo, un huevo frito, Bob Esponja… Supongo que para distraerme de la muerte.

T. M.