miércoles, 15 de julio de 2015

Entrevista capotiana a Nerea Riesco

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Nerea Riesco.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
En la casita junto al campanario de la iglesia de “La noche estrellada” de Vincent Van Gogh.
¿Prefiere los animales a la gente?
Sin duda.
¿Es usted cruel?
A veces más de lo que me gustaría. A veces menos de lo que me gustaría.
¿Tiene muchos amigos?
Suelo elegir como amigos a personas que se parecen a mí… y tan excéntricos quedamos muy pocos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Lealtad, ternura, empatía, sueños por cumplir y ausencia de optimismo exacerbado.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Los que me han decepcionado no eran amigos.
¿Es usted una persona sincera? 
Soy una gran defensora de las mentiras piadosas. No creo en las verdades que sólo sirven para hacer daño.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Con las personas que amo.
¿Qué le da más miedo?
El dolor (físico y mental).
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Las personas que no toman parte de los conflictos en los que se comete una injusticia contra un inocente, lo cual implica tomar parte por el culpable.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Me hubiera gustado ser diplomática. Viajar por el mundo, formar parte de la historia de mis contemporáneos… pero me cuesta trabajo imaginarme no haciendo algo creativo, con lo cual sería diplomática y escritora, o diplomática y pintora, o diplomática y cantautora…
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Sí.
¿Sabe cocinar?
Sí.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Mi personaje inolvidable es “El principito”. Fue el primer libro que leí “de mayores” siendo una niña y a él regreso cuando parece que todo pierde el sentido. Aún hoy me conmueve la escena con el zorro.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Crear.
¿Y la más peligrosa?
Venganza.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Sí. Ya he matado a muchos y muchas. Ser escritor te permite cumplir infinidad de sueños prohibidos.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Cada vez me cuesta más reconocerme en cualquier tipo de discurso político. He perdido la fe en la política. Espero salir pronto de este estado.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Hombre, guapo y futbolista.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Entrar, casi sin darme cuenta, en un profundo estado de melancolía.
¿Y sus virtudes?
La tenacidad, la ternura, saber contar historias…
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Es difícil imaginar qué puede pasar por tu cabeza en ese momento, pero seguramente pensaría en la gente que quiero.

T. M.