sábado, 8 de agosto de 2015

Entrevista capotiana a Mariano F. Urresti

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Mariano F. Urresti.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Sería mi casa, pero antes me apresuraría a ampliar mi biblioteca, porque sería el subconjunto donde me atrincheraría.
¿Prefiere los animales a la gente?
Acotaría la respuesta, puesto que la gente, aunque parece haberlo olvidado, también pertenece al reino animal. Prefiero los perros, especialmente al mío, en un preocupante (no sé si para mí o para la gente) número de casos.
¿Es usted cruel?
Sinceramente, creo que no.
¿Tiene muchos amigos?
Afortunadamente, muy pocos, porque eso quiere decir que realmente tengo alguno.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Supongo que la fidelidad es un ingrediente primordial en una amistad. Busco eso, y trato a la vez que sea recíproco.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Mis amigos no, por eso son tan pocos. Me han decepcionado muchos conocidos.
¿Es usted una persona sincera? 
En lo humanamente posible.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Con mi familia y mi perro, leyendo, escribiendo, y practicando ciclismo.
¿Qué le da más miedo?
El dolor ajeno, el vértigo que produce el paso del tiempo…
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
El maltrato a los niños y a los animales.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Me hubiera gustado ser profesor de Historia, y estuve a punto de serlo.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
El ciclismo es mi pasión.
¿Sabe cocinar?
Lo justo para sobrevivir cuando quede encerrado en mi propia casa.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A Sherlock Holmes, sin la menor duda.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Luz.
¿Y la más peligrosa?
Religión.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Jamás.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Al contrario de lo que dicen, creo que siguen existiendo clases sociales. Y también hay izquierdas y derechas. En la respuesta está implícita mi preferencia política.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Como antes dije, profesor de Historia.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Se me ocurre alguno, pero uno de ellos es la discreción, de manera que lo dejamos ahí.
¿Y sus virtudes?
No se me ocurren tantas, de modo que lo mejor sería que le preguntaras a alguien que me conozca.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
La de mi mujer, la de mis perros, escenas de mi niñez…

T. M.