sábado, 10 de octubre de 2015

Entrevista capotiana a Francisco Nieva


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Francisco Nieva.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
El Hotel Reina Victoria de Ronda.
¿Prefiere los animales a la gente?
Depende de qué gente.
¿Es usted cruel?
Mi Teatro Furioso está inspirado en el Teatro de la Crueldad de Artaud, pero incluso mis personajes más malos tienen un punto de ternura y comicidad. Podría decirse que siento piedad por los crueles. Al final, soy un perdonador.
¿Tiene muchos amigos?
Los que merezco.                            
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Como dijo Picasso: yo no busco, encuentro.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Cuando se visten mal.
¿Es usted una persona sincera? 
Siempre evito hacerme esa pregunta por si me engaño a mí mismo. Como dramaturgo, soy un simulador profesional.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Trabajando.
¿Qué le da más miedo?
Los cruceros de placer.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
El mal gusto.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Sería albañil.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
La siesta.
¿Sabe cocinar?
Me lo invento.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Al Marqués de Sade.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
La italiana MAGARI, que significa ojalá.
¿Y la más peligrosa?
LA VERDAD.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Sí.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Soy un heterodoxo.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Albañil.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Todos los dulces.
¿Y sus virtudes?
La terquedad y la paciencia.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
El Apocalipsis.
T. M.