martes, 12 de enero de 2016

Entrevista capotiana a Alejandro Martín Navarro

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Alejandro Martín Navarro.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
El jardín de la casa de mis padres, junto a los olivos. Siempre fui libre y feliz allí.
¿Prefiere los animales a la gente?
Está de moda querer más a los animales que a la gente. Creo que es porque los animales no nos llevan la contraria, ni piensan distinto, ni frustran nuestras expectativas. Sin duda, son hermosos y fascinantes -adoro a mi gato- pero la gente es infinitamente más compleja y, por eso, más digna de admiración.
¿Es usted cruel?
Solo conmigo mismo, a veces.
¿Tiene muchos amigos?
Los verdaderos amigos, por definición, son pocos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que tengan alma.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
La decepción aparece cuando las personas no se corresponden con nuestras propias idealizaciones. Quien conoce a sus amigos, no puede decepcionarse fácilmente.
¿Es usted una persona sincera? 
No siempre. Pero no lo llamaría falta de sinceridad, sino celo por mi intimidad.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
En un bar.
¿Qué le da más miedo?
El tiempo perdido.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Hay cosas que me indignan, pero pocas que me escandalicen
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Me hubiera gustado dedicarme a algo completamente distinto, más físico y enérgico: quizá militar, bombero...
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Sí, siempre que puedo voy al gimnasio, aunque lo que de verdad me gusta es el deporte al aire libre: el piragüismo, la montaña...
¿Sabe cocinar?
Dando a la palabra “cocinar” un sentido muy laxo, sí.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
No sabría por quién empezar.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
La voluntad.
¿Y la más peligrosa?
La convicción.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No, y la verdad es que me sorprende.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Soy un hombre con una esperanza humilde.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Astrónomo, el gran sueño de mi niñez.
¿Cuáles son sus vicios principales?
La pereza, la gula, la lujuria, no sé si por ese orden.
¿Y sus virtudes?
La generosidad y el entusiasmo.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Las que aparecen en mis poemas.

T. M.