miércoles, 24 de febrero de 2016

La amistad de Nelle con Truman Capote


Un año antes de publicar su inmortal novela y recibir por ella el premio Pulitzer, Harper Lee acompañaría a su amigo de la infancia Truman Capote a un pueblo de Kansas para investigar a fondo la noticia, leída en “The New York Times”, de un asesinato de un rico agricultor y tres miembros de su familia. La curiosidad del escritor por los pormenores del homicidio se transformaría en seis años de investigación y en la obra que funda lo que da en llamar, él mismo, con la reconstrucción del crimen cometido por dos hombres con los que confraterniza hasta que son ahorcados, «novela de no ficción» o «novela reportaje»: “A sangre fría” (1966). Convencido de que la grabadora o el bloc de notas ponía nerviosa a la gente, Capote, junto a su fiel amiga, había hablado con los lugareños del pueblo de Holcomb hasta reunir miles de hojas con las que elaboraría un relato real y ficticio a partes iguales. 

El episodio en la vida de ambos amigos sería recreado en el film “Capote” (2005), por el que Philip Seymour Hoffman recibió el Oscar al mejor actor, a su vez acompañado por Catherine Keener, candidata a mejor actriz de reparto por su interpretación de una Harper Lee que tenía total complicidad con el escritor. De hecho, Capote había basado uno de los personajes de su debut narrativo, “Otras voces, otros ámbitos” (1948) en la personalidad de Lee, y presumía de ser él también inspiración para ella en “Matar a un ruiseñor”, que reflejaba muy bien el ambiente infantil que ambos vivieron en el pueblo de Alabama donde crecieron siendo vecinos y que servía de marco al abogado viudo Atticus Finch, dispuesto a defender a un hombre negro acusado injustamente de haber violado a una muchacha blanca. En la novela, precisamente Lee hace un guiño a Capote mediante un personaje al que llama un “Merlín de bolsillo”; por su parte, Capote habla de ella –la llama Nelle– en sus cartas –mientras pasa una temporada en la localidad gerundense de Palamós– temiendo porque se ha enamorado de un hombre con el que no se puede casar (año 1960) y que “la ha dejado hecha un amasijo de nervios”.

Publicado en La Razón, 20-II-2016