miércoles, 4 de mayo de 2016

Entrevista capotiana a Giannina Braschi

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Giannina Braschi.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Debajo de la Estatua de la libertad donde he vivido por más de 10 años escribiendo Estados Unidos de Banana.
¿Prefiere los animales a la gente?
La gente son animales.
¿Es usted cruel?
Estricta, cruel y diligente.
¿Tiene muchos amigos?
Tengo racimos de bananas y uvas y amigos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Risa, alegría y buena fortuna. Me gusta la gente que donde hay vino beben vino y donde no hay vino, agua fresca, como decía Antonio Machado.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No, mis amigos no me decepcionan. Los que me decepcionan son mis enemigos.
¿Es usted una persona sincera? 
Sincera no. La sinceridad es hipócrita. Yo diría que soy auténtica.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Meciéndome de lado a lado, contemplando la vida.
¿Qué le da más miedo?
No tener lo que tengo.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Nada me escandaliza, todo me sorprende, me pilla de sorpresa. 
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Ser arquitecta como Gaudí o compositora como Mahler.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Camino todos los días millas y millas y millas por las calles del mundo.
¿Sabe cocinar?
No.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A Zaratustra.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
La alegría porque no necesita de la esperanza. Está colmada en sí misma, es plena, llena de gracia plena. Y es redonda.
¿Y la más peligrosa?
La nada.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Sí, al narrador del Boom. Cualquiera de esos narradores de ficción que después de James Joyce y Gertrude Stein todavía escribe a la manera de Galdós, Dickens, Balzac, Flaubert, como si todavía estuviéramos en el siglo diecinueve.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Siempre a la izquierda pero no más a la izquierda de donde está el corazón. Y mi corazón está ahora lleno de masas y muchedumbres de exiliados, refugiados, marginalizados, y de minorías que son la inmensa mayoría. 
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Ya te lo dije, arquitecta o compositora.
¿Cuáles son sus vicios principales?
No sé lo que son los vicios. Sé lo que son los prejuicios. Y los prejuicios son los que he sufrido en carne y hueso.
¿Y sus virtudes?
La plenitud de mi alegría.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Estar a la altura de las circunstancias es saber cómo flotar en cada momento de mi vida. Y las imágenes están en cada uno de mis libros.
T. M.