miércoles, 1 de junio de 2016

Entrevista capotiana a Ernesto García López

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Ernesto García López.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Madrid.
¿Prefiere los animales a la gente?
No, prefiero la gente.
¿Es usted cruel?
Supongo que sí. Podemos ser al mismo tiempo generosos y crueles, mezquinos y altruistas.
¿Tiene muchos amigos?
De momento sí. Constituyen mi cuerpo, la atmósfera donde me mantengo. Mis amistades se corresponden con el mundo que habito.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Complicidad, intimidad, sinceridad y ternura.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No. Tengo la inmensa suerte de contar con amigos que raras veces me decepcionan.
¿Es usted una persona sincera? 
Sí y no. Miento, me escabullo, me protejo. Al mismo tiempo, trato de ser coherente y manifestar con desnudez mis sentimientos. Puedo ser mentiroso y sincero a partes iguales.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Leyendo, viajando, escribiendo, tomando fotografías, haciendo deporte, con amigos…
¿Qué le da más miedo?
La violencia y mi propia cobardía.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La injusticia, la desigualdad y la apatía política.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Supongo que seguiría siendo el mismo tipo pero sin el plusvalor de la creación.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Sí. Gimnasio, boxeo (cuando puedo), y de vez en cuando fútbol.
¿Sabe cocinar?
Sí. Disfruto siempre y cuando sea para otros. No me gusta cocinar para mí mismo. Tengo asociada la cocina al encuentro con otras personas.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Temístocles.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Resistencia.
¿Y la más peligrosa?
Normalidad.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Matar en sentido abstracto y figurado, sí. Matar en sentido concreto y encarnado, no.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Me considero una persona orgullosamente de izquierdas. Anticapitalista. 
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Fotoperiodista.
¿Cuáles son sus vicios principales?
El egoísmo, cierta cobardía, la ambigüedad.
¿Y sus virtudes?
La generosidad, el compromiso, la solidaridad y la ternura.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Pues no lo sé. Quiero pensar que se me vendría a la cabeza los rostros de mi familia, de las personas a las que quiero y he querido. Puede incluso que al final del todo (ojalá) se me aparezcan “los réprobos” de Luca Signorelli…

T. M.