martes, 5 de julio de 2016

Entrevista capotiana a Yosa Vidal

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Yosa Vidal.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
La respuesta tramposa es un aleph. La misma respuesta tramposa de la del deseo que pide poder pedir mil deseos. Luego se me ocurren más trampas, dado que la palabra lugar es tan amplia: Montevideo, Nueva York, Chiloé.
¿Prefiere los animales a la gente?
No puedo preferir uno u otro, el problema está en ponerlos en una jerarquía. Pero si especificamos, personalmente para hacer el amor y compartir una velada, una persona, ojalá un poco animal.
¿Es usted cruel?
Cruelísima. Sobre todo con los mormones y los testigos de jehová. Imaginariamente soy cruel principalmente con los malos escritores y cantantes.
¿Tiene muchos amigos?
Tengo hartos amigos, muchos es mucho decir.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que me sorprendan, que no sean monotemáticos, que sean curiosos, que sean sibaritas, sinvergüenzas, que no sean fundamentalistas de nada, que no sean tontos graves. También y principalmente que sepan escuchar, ¡no a mí!, sino que tengan el don de la escucha.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No, nunca.
¿Es usted una persona sincera? 
No, en eso soy sincera. Cómo ser sincero si uno tiene amor por lo literario. La ficción y la sinceridad debieran tener una palabra en común, algo así como ficceridad.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Leyendo, cocinando y parrandeando. Si el tiempo libre cunde, que pocas veces sucede, me gusta viajar.
¿Qué le da más miedo?
Que le pase algo a mi hijo. No soy sobreprotectora, pero si pienso en algo que me de miedo, horror… prefiero no pensarlo.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
¡Sí me escandalizo! mucho quizás, cuando los adultos tratan a los niños como si fueran tontos, cuando leo las noticias sobre fundamentalismos religiosos, me escandaliza que la gente siga siendo conservadora en cuestiones como el aborto, las diferencias de género, las diferencias de oportunidades y de ingresos sin que se les caiga la cara de vergüenza.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Me hubiese gustado dedicarme a la ciencia o tener un taller de carpintería.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Ojalá una vez a la semana caiga algo.
¿Sabe cocinar?
Claro, es básico para la sobrevivencia. Además cocino no sólo para sobrevivir sino por el solo hecho de cocinar. Son ese tipo de prácticas en las que sí puedo ser conservadora, conservadora de hábitos que repiten hábitos muy antiguos y que me llevan a conservar una historia, una memoria.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Hay muchos personajes sobre los que me gustaría escribir, le pediría de hecho al Reader’s Digest que por favor me contrataran indefinidamente. Ahora pienso en Héctor Germán Oesterheld, escritor del Eternauta entre otras historietas y novelas. Excelente guionista, gran personaje, detenido desaparecido por la dictadura argentina junto a sus cuatro hijas. Quizás al comité del Reader’s Digest respingarían la nariz, pero ahí tendría que ver cómo engañarlos para pasarles ese gol. Ese artículo podría ir entremedio de uno sobre Klaus Kinski, Jaco Pastorius, Alfred Jarry o el Conde de Lautréamont.  Les podría ofrecer también una sección sobre “un personajes olvidable”, ahí sí que tendría hartos para elegir.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Basta.
¿Y la más peligrosa?
Sí.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Claro, desde chica. Soñaba con matar a Pinochet. De hecho cuando tenía pensamientos suicidas (de los que todos tenemos, no algo patológico), pensaba en matarme yo pero aprovechar el vuelo y llevarme a algún torturador o genocida conmigo.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Absolutamente de izquierdas, si es que sigue existiendo esa tendencia política.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Notario.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Los cueritos de los dedos, la cerveza y el vino, el cigarrillo, hablar mal. 
¿Y sus virtudes?
Chuta, esto ya parece entrevista de trabajo.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Yo creo que tipo Barco Ebrio, ganados enloquecidos, enormes pantanos fermentando, glaciares, soles de plata, cielos de brasas y por ahí entremedio una carita conocida, la de mis padres y hermanos, mi abuela Marta, mi hijito, algún amigo y después, negro.

T. M.