sábado, 3 de septiembre de 2016

Entrevista capotiana a Roberto Vivero

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Roberto Vivero.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Cualquier lugar en el que me quisiesen aquellos a los que quiero.
¿Prefiere los animales a la gente?
Prefiero a algunas personas: entre los animales y la gente apenas noto la diferencia y ni yo mismo sé muy bien a qué categoría pertenezco.
¿Es usted cruel?
Solo cuando quiero serlo. No hay que abusar.
¿Tiene muchos amigos?
Pocos… Muy pocos… Tal vez uno… Tendría que pensarlo.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que sean fieles a sí mismos.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Ni los amigos ni los enemigos. Antes de esperar algo de ellos, espero a conocerlos.
¿Es usted una persona sincera? 
Incluso cuando digo que miento.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
No sé muy bien qué se entiende por «tiempo libre». Incluso cuando duermo me parece estar ocupando el tiempo.
¿Qué le da más miedo?
Hacer daño.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Hay cosas que me asombran, unas para bien, otras para mal, pero no me escandalizo.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
No sé qué habría hecho, porque no habría sido yo.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
El ajedrez. (No lo digo ni de broma ni para hacerme el original.)
¿Sabe cocinar?
Ni bocadillos.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
El Mefistófeles del Fausto de Goethe.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Fortaleza.
¿Y la más peligrosa?
Esperanza.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Más de una vez y a más de uno.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
No sé nada de política.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Creo que, por probar, me gustaría ser bueno.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Mi principal vicio es que no veo motivo para llamar ‘vicios’ a los llamados vicios.
¿Y sus virtudes?
Creo que no tengo ninguna, ni cardinal ni teologal. De todas formas, quizá a esta pregunta deberían responder los que me conocen.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Los rostros de los que me han querido y a los que he querido.

T. M.