martes, 21 de febrero de 2017

Entrevista capotiana a Gabriel Jiménez Emán

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Gabriel Jiménez Emán.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
En Utopía.
¿Prefiere los animales a la gente?
Prefiero a la gente, a pesar de que a veces son más animales que los animales.
¿Es usted cruel?
Conmigo mismo, sí.
¿Tiene muchos amigos?
Sí, la mayoría de ellos me los invento.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
La capacidad celebratoria  y de disfrute de las cosas buenas de la vida.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Sí, porque como ya te dije, me los invento.
¿Es usted una persona sincera? 
Sí, demasiado quizá, y eso no es bueno.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Bebiendo, cocinando y oyendo música con mis amigos y familiares.
¿Qué le da más miedo?
Quedarme accidentado en una carretea por la noche.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La palabra escándalo es fea y vacía, la verdad es que no significa nada.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Tocar la trompeta.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Natación.
¿Sabe cocinar?
Sí.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A mi padre, Elisio Jiménez Sierra.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
La palabra esperanza es la más llena de esperanza. Después de ella, quizá, la palabra fe. Pero estas no son simples palabras, son ideales del espíritu humano.
¿Y la más peligrosa?
Humildad, Mucha gente la usa para esconder sus defectos, inútilmente.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Sí, claro.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
De izquierdas. También suelo ser un utopista.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Un viajero impenitente, un marinero.
¿Cuáles son sus vicios principales?
La lectura, la escritura y la bebida.
¿Y sus virtudes?
Ninguna. A excepción tal vez de la tenacidad para escribir.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
El rostro de mi madre, yendo con ella a la escuela.

T. M.