jueves, 25 de mayo de 2017

Entrevista capotiana a Luis Rodríguez

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la «entrevista capotiana» con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Luis Rodríguez.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Una biblioteca…rectifico: un restaurante.
¿Prefiere los animales a la gente?
Ninguno de los dos me ha dado motivos para tener una preferencia.
¿Es usted cruel?
No.
¿Tiene muchos amigos?
Cuatro. Tengo cuatro amigos; no sé si son muchos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que me hagan reír y, sobre todo, que me dejen reirme de mí mismo.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Nunca. Ni ellos, ni los conocidos, ni los extraños. Nadie me decepciona.
¿Es usted una persona sincera? 
No, ni siquiera conmigo mismo.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Leyendo.
¿Qué le da más miedo?
El dolor propio, el dolor y la enfermedad de los míos, el dolor de todo el mundo.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La normalización de la estupidez.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Seguir leyendo.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Actualmente, solo andar.
¿Sabe cocinar?
No.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Albertino Rodríguez.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Esperanza.
¿Y la más peligrosa?
Intolerancia.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No. Nunca me perdonaré, con diecisiete años y recién leído Dostoyevski, cuando le dije a mi padre: ¿Quién no ha pensado alguna vez en matar a su padre?
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
De izquierdas, aunque me siento incómodo en ella.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Mi enemigo.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Que hablo.
¿Y sus virtudes?
Aquí, el plural me parece pretencioso.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Un flotador.
T. M.