miércoles, 5 de julio de 2017

Entrevista capotiana a Luis Escalante Galán

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Luis Escalante Galán.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
No podría vivir jamás en un entorno cerrado. Preferiría no vivir. Si es un paraje, el parque natural de Liencres. Si es una región, la mía, sin dudarlo. Y si es un país….pues España, seguro.
¿Prefiere los animales a la gente?
Tuve mi primer perro a los seis años, y desde entonces siempre he tenido animales en casa. Los adoro, pero prefiero a mi gente.
¿Es usted cruel?
Sí.
¿Tiene muchos amigos?
No. Y el que diga que tiene muchos, o miente o se engaña a sí mismo.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Sinceridad y honradez. Si además son inteligentes y capaces, pues mejor todavía.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Casi siempre. Soy muy exigente.
¿Es usted una persona sincera? 
Creo que sí. Pero no se fíe: en mayor o menor medida todos nos engañamos a nosotros mismos.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Repartiéndolo entre actividades del cuerpo y de la mente.
¿Qué le da más miedo?
La falta de referentes morales válidos para todos. Cada ideología se busca los suyos. También la falta de capacidad de autocrítica de nuestra sociedad, y la proliferación de temas “tabús”.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
En general cualquier abuso de poder, y en particular si éste se produce desde un cargo público y aporta un beneficio económico a la persona que lo ejerce.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Todavía no he decidido lo que seré mañana, y es una estupidez mirar el agua que ya ha pasado bajo tus pies. Cuando lo sepa se lo diré.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Cada vez menos, nunca el suficiente, y yo diría que bastante.
¿Sabe cocinar?
Me defiendo.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Probablemente no sería de interés para el Reader´s Digest, pero elegiría a mi mujer.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Alcanzar.
¿Y la más peligrosa?
Poder.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Durante unos segundos, sí. Pero enseguida se me pasa.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Eso es una grosería y un tema Tabú. La mitad de la sociedad está dispuesta a empalarte si piensas como la otra parte. Dejan de escuchar tus razonamientos y ponen en tu boca las palabras más zafias que son capaces de encontrar.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Me gustaría hacer otras cosas y tener otros talentos naturales, pero estoy contento siendo lo que soy. Lo primero tiene solución, lo segundo no tanto. Puestos a soñar me encantaría tener talento musical.
¿Cuáles son sus vicios principales?
La pereza y la soberbia, pero prometo que me paso todo el día intentando luchar contra las dos.
¿Y sus virtudes?
Aunque parezca paradójico, soy bastante autocrítico y muy tenaz, sobre todo cuando algo me ilusiona.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
No tengo que imaginarme nada. ”La muerte dulce”, le llaman los marinos. No piensas en nada, es un dejarse ir…

T. M.