sábado, 18 de noviembre de 2017

Entrevista capotiana a Carmen Quintana Cocolina

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Carmen Quintana Cocolina.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Me cuesta mucho responder a esta pregunta porque me pondría muy triste si tuviera que vivir en un solo lugar sin poder salir jamás de él. Sin embargo, como tengo que responder diré Santander, por ser el lugar en el que más años he vivido y que conozco bien.
¿Prefiere los animales a la gente?
Prefiero la gente casi siempre.
¿Es usted cruel?
No, soy bastante humana.
¿Tiene muchos amigos?
Depende de lo que consideremos “muchos” y “amigos”. Buenos amigos los puedo contar con los dedos de ambas manos y para mí ya son un montón.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que se comprometan en la relación de amistad, que sean leales y cómplices. Que sean diferentes a ti y que respeten cómo eres. Que te digan lo que quieres y lo que no quieres oír.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Me ha pasado alguna vez, pero en muy contadas ocasiones. Puede ocurrir que me hieran, pero la decepción tiene un significado más profundo para mí que agrieta la relación.
¿Es usted una persona sincera? 
Sí, es la única forma en la que no me siento mal conmigo misma.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Disfruto pasando tiempo con mi familia y con mis amigos. Cuando viajo y salgo a comer, prefiero hacerlo acompañada. Cuando leo y escribo, sola, sin interrupciones.
¿Qué le da más miedo?
El miedo y el odio.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Los que se pasan el tiempo hablando por el móvil en un trayecto largo de autobús o de tren. Los que se cuelan en las filas. Los que no respetan a los demás.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Habría sido exploradora en los Polos, en el Amazonas o en los Valles Pasiegos.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Sí, corro al aire libre y hago ejercicio en casa.
¿Sabe cocinar?
Sí, porque disfruto mucho comiendo.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A alguien por la calle al azar. Seguro que encuentro algo que lo hace inolvidable.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Mundo.
¿Y la más peligrosa?
Cielo, paraíso.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No, ni siquiera a los que hablan muy alto por el móvil en el autobús.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Soy una mujer de mi tiempo que cree en el progreso social.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Una osa polar con alas.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Van cambiando. En este momento, las aceitunas rellenas de pepinillos.
¿Y sus virtudes?
Escucho, observo y guardo historias.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Es una de mis peores pesadillas junto con quemarme. Supongo que recordaría algunos momentos felices de mi infancia, después vería a mi familia, y al final imaginaría que solo estoy en un sueño del que voy a despertar.

T. M.