lunes, 4 de diciembre de 2017

Entrevista capotiana a Rosario Troncoso


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Rosario Troncoso.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
El lugar en el que vivo, Puerto Real, Cádiz. Me agobiaría no poder salir, porque vivo en el coche prácticamente, pero sé que sería feliz. Acabaría acostumbrándome.
¿Prefiere los animales a la gente?
Nunca.
¿Es usted cruel?
No.
¿Tiene muchos amigos?
Creo que los justos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Lealtad, sobre todas las cosas. Porque yo la practico.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Los amigos no. Las personas que me decepcionan no eran amigos pues.
¿Es usted una persona sincera? 
Casi siempre. Cuando escribo, procuro serlo menos...
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
¿Qué es eso? Con hijos pequeños, trabajo y casa, eso no se tiene, se sueña. Y yo si lo tuviera, dormiría un montón.
¿Qué le da más miedo?
El miedo.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La hipocresía.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Cantar, sin duda.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
En este de momento de mi vida, no. Pero procura caminar todo lo que puedo.
¿Sabe cocinar?
Sí.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Jay Gatsby.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Ilusión.
¿Y la más peligrosa?
Deslealtad, traición.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Claro.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Aquellas que no practican los políticos oficiales.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Yo misma, pero con mucho tiempo.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Quejarme, jajaja. Y la comunicación (sí, estar siempre en contacto con la gente a través de las redes, por ejemplo).
¿Y sus virtudes?
Perseverancia y lealtad.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Mis hijos y mis padres.
T. M.