lunes, 22 de enero de 2018

Entrevista capotiana a A. Rodríguez Concepción

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Anelio Rodríguez Concepción.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Mi casa. Con todo lo que hay en ella.
¿Prefiere los animales a la gente?
No.
¿Es usted cruel?
No.
¿Tiene muchos amigos?
Sí que tengo unos cuantos, y muy buenos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Bonhomía, lealtad, sensatez, buen humor.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No.
¿Es usted una persona sincera? 
Sí, pero eso no quiere decir que suelte por la boca lo primero que me pasa por la cabeza.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Leyendo. Viendo cine. Escuchando música. Hablando con los amigos. Tomando un buen vino. Refrescándome con una cervecita frente al mar. Fumando un puro después de la cena.
¿Qué le da más miedo?
El dolor.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Las intrigas de los hipócritas, las falacias de los demagogos, la desfachatez de los deshonestos y la cerrazón de los fanáticos.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Dedicarme por completo a la labor docente.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Caminar y hacer el amor.
¿Sabe cocinar?
No.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A Charles Chaplin.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Mamá.
¿Y la más peligrosa?
Cállate.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Pienso en una izquierda atemperada por el sentido común, ajena a cualquier forma de maximalismo.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Árbol frutal.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Los excesos en la afición lectora.
¿Y sus virtudes?
La afabilidad y la paciencia.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Supongo que la imagen de algo útil para intentar librarme del ahogamiento.
T. M.