Veo materializado uno de mis deseos literario-editoriales más hondos: recuperar, gracias a Chamán Ediciones, Labor de melancoholismo, después de más de tres lustros de que viera la luz en la Fundación Colegio del Rey, del Ayuntamiento de Alcalá de Henares. En aquella ocasión, tras obtener el Premio Poesía de Alcalá 1999, logré publicar este libro tan especial para mí –creado desde el desgarro autobiográfico de aquellos años de escritura, 1994-96, y el andamiaje y tono tomados de la poesía de José María Fonollosa–, aunque con la pena de que quedó prácticamente enclaustrado entre las paredes de esa institución local, como suele suceder en tales casos.
Ahora, recupero el poemario con un prólogo en el que explico qué ocurrió en aquellos años con mi texto, además de aportar el formidable epílogo de José Ángel Cilleruelo que en su día acompañó al libro y en el que quedaba contextualizado a la perfección cómo concebí el libro a partir del encuentro azaroso con la obra de Fonollosa en un acto en la Universidad de Barcelona. Nacería así para mí una experiencia poético-vivencial de intensidad extrema, en que mi vida y mi imaginación, en un tiempo turbio y pobre, artístico y libre, desgraciado y esperanzador, hipersensible y brumoso, nocturno y fraterno, se alimentaron mutuamente para confluir en poemas con estrofas de estructura simétrica y endecasílabos blancos.
Ha pasado casi un cuarto de siglo desde que escribí el primer poema del libro, “Una sola excepción”. Tenía veintidós años. ¿Qué fue de mí, o, mejor sería decir, de aquél? No sé si ni siquiera el presente tiene la respuesta a ello.
CONTRACUBIERTA:
«Eso es de lo
que trata Labor de melancoholismo,
del amor y de la soledad, del presente y de la memoria, de la vida y de la
muerte, amor consumado y abandonado, sexo despiadado y ternura corporal... Cada
asunto y cada tema presentan un rostro que incluye el rostro de su opuesto.» José Ángel
Cilleruelo
«Con un lenguaje anclado en la sensibilidad de lo
cotidiano, pero capaz al tiempo de suscitar múltiples evocaciones en la
exploración de la intimidad, Toni Montesinos nos conduce por un eficaz entramado
expresivo en el que las máscaras del amor, la soledad y la memoria configuran
un singular territorio poético. Las implicaciones entre literatura y vida, un
sutil juego de espejos con la identidad y la ironía, y el inteligente diálogo
entre tradición y modernidad son algunas de las calidades de este poemario
recorrido por la melancólica ternura que desprende la derrota.» José Balza
«Combinando una irónica visión
del amor, cierta tendencia a la soledad voluntaria, el lirismo de la vida
urbana, el misterio del lenguaje poético, un entrañable tono intimista, el
consuelo de la literatura, las engañosas trampas de la ambigua realidad, el
elogio del paseante meditativo, una distante calma existencial y la perfecta
cadencia del verso, nos adentramos, fascinados, en la mejor poesía posible.» Jesús Ferrer
Una de las fotos de Sergio Pérez Naches me hizo para preparar la portada del libro, de cuyo diseño se ocupó él. Año 2000.