viernes, 21 de septiembre de 2018

Entrevista capotiana a David Barreiro

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de David Barreiro.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
La cama.
¿Prefiere los animales a la gente?
No.
¿Es usted cruel?
Lo he sido a veces.
¿Tiene muchos amigos?
Claro.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
No busco nada en la amistad, la amistad se encuentra.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Nunca.
¿Es usted una persona sincera? 
Lo menos posible. La sinceridad está sobrevalorada.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Con mi familia y amigos.
¿Qué le da más miedo?
El sufrimiento de la gente que quiero.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La pasividad ante la desgracia ajena. La mía sobre todo.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Vivir con honestidad y, con suerte, algo de dinero.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Deportes de pelota y balón.
¿Sabe cocinar?
Sí.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A este tipo alto y delgado… el del sombrero, que tiene los ojos así… ahora mismo no recuerdo el nombre.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Mañana.
¿Y la más peligrosa?
Yo.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Tiendo a cero.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Director de cine.
¿Cuáles son sus vicios principales?
La pereza.
¿Y sus virtudes?
El optimismo.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Me concentraría en intentar hacer pie, en salir a flote. Tengo experiencia: lo hago todos los días.
T. M.