miércoles, 3 de octubre de 2018

Entrevista capotiana a Milagros Frías

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Milagros Frías.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Una finca, con agua potable y cultivos y congéneres. Y ya puestos una climatología favorable. ¿He dicho paraíso? No, no lo he dicho. Los paraísos son contraproducentes. En ellos la adversidad siempre hace acto de presencia.
¿Prefiere los animales a la gente?
A la gente, los animales son como nosotros instintivos y directos. La gente es impredecible. El morbo es vital.
¿Es usted cruel?
En el reverso la crueldad es la cara complementaria de la bondad. Una sin la otra no tienen sentido.
¿Tiene muchos amigos?
No. Tengo la habilidad de no entablar lazos duraderos diversificados. O la torpeza. Conclusión soy de A, B, C.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que sean tantas como sus defectos. No se trata de aprobarlos sino de quererlos y para ello nada mejor que alguien que además de estar vivo sea imperfecto. La perfección a este nivel es como la muerte en vida, un aburrimiento.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Soy crítica y sensible. Si. Me decepcionan. Y yo a ellos. Soy intransigente y la sinceridad me pierde.
¿Es usted una persona sincera? 
Me adelanté a la pregunta. Lo soy. La verdad es una droga venial en pequeñas dosis. En grandes proporciones provoca estragos irreparables.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Siendo yo. Haciendo lo que me apetece porque me apetece. Buscar en el ocio el contrario de las diversiones posibles, tan estandarizadas y previsibles, contravenirlas.
¿Qué le da más miedo?
El aislamiento, físico o mental. La incomunicación. El último momento y los momentos previos.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La desfachatez. Ese dar la vuelta a la evidencia, la manipulación, la soflama disfrazada de discurso sosegado y necesario. El sosiego como señuelo del anzuelo.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Investigar, estudiar, descubrir. Profundizar en la ciencia y sus posibilidades que son tantas que hasta tiene su propio lenguaje lleno de hallazgos literarios e interpretaciones sublimes.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
La contemplación. Mirar y pelear para que me vean. Tiendo al camuflaje y luego me quejo.
¿Sabe cocinar?
Cocinar es inevitable. Todo lo hacemos. Cogemos los ingredientes, los mezclamos y esperamos que la alquimia surta efecto.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A Marilyn Monroe, esa fuente inagotable de teorías conspiranoicas y de morbo. Tan frágil y bella.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Libertad. Sin ella todo lo demás nos está negado.
¿Y la más peligrosa?
Confianza. Tantas veces defraudada, vilipendiada, engañosa y ladina. Letal.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Confieso que he vivido. Que tengo instinto animal. Que el pensamiento se nos adelanta.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Inconfesables. Los amigos están en todos los credos potenciales. Mejor no menear.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Ni idea. Aventurera, probablemente. Subir montañas, surcar mares, asumir el riesgo de transitar la dificultad, de medirme, de retar al medio.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Por descubrir. Mis aficiones, tendencias, gustos, dictan del ejercicio vicioso de la virtud.
¿Y sus virtudes?
No me gusta apantallar pero bastantes que la autoestima tiene sus preceptos y este es uno capital.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Ninguna de las que han hecho fortuna. Estuve ahí y la única imagen es la superficie, salir a flote antes de que los pulmones estallen.
T. M.