jueves, 18 de octubre de 2018

Entrevista capotiana a Silvio Mattoni

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Silvio Mattoni.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
En donde vivo, Córdoba.
¿Prefiere los animales a la gente?
Gente, que es una forma parlante de animal.
¿Es usted cruel?
De vez en cuando.
¿Tiene muchos amigos?
No, aunque los pocos se multiplican por efecto de reemplazo en el tiempo.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que sepan leer.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No.
¿Es usted una persona sincera? 
Sí.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Escribiendo, si no se puede, leyendo, si no se puede, perdiéndolo (pantallas y alcohol). El tiempo más memorable no está libre, hay matrimonio, hijos y naturaleza perceptible.
¿Qué le da más miedo?
Morirme o que se muera alguien que no puedo pensar.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La estupidez, el analfabetismo funcional, los pretenciosos útiles.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
No sé si llevo una vida creativa, escribir es una actividad como otras, supongo que podría haber hecho ciencia o finanzas.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Sí, nado dos o tres veces por semana, a veces trato de caminar pero la ciudad es complicada.
¿Sabe cocinar?
Sí, siempre cociné, desde niño, y desde que me casé todas las veces que puedo.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
No conozco el género, pero elegiría a un poeta raté de mi zona, sería un desconocido que no vale la pena nombrar aquí.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Filiación.
¿Y la más peligrosa?
Autodestrucción.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No, al menos no en mis estados más frecuentes.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
De izquierda en economía, cinismo en cultura, escepticismo en literatura.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Pintor.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Tendencias a la adicción, cigarrillos, alcohol, manías, solipsismo.
¿Y sus virtudes?
Elocuencia, humor ácido, escuchar algo.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Mi infancia en un barrio con plátanos altos, mis hijos, mi esposa joven, las sierras que rodean mi ciudad.
T. M.