viernes, 16 de noviembre de 2018

Entrevista capotiana a Fernando Garí


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Fernando Garí.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Me cuesta concebir la idea de “no poder salir jamás de él”, porque en realidad estaríamos hablando de una cárcel y, como tal, de un lugar del que desearía escapar desde el primer minuto y en todo momento. Pero si así tuviera que ser, debería que ser una casa junto al mar, a ser posible frente a una playa poco frecuentada y soleada, con una potente conexión a Internet y un suministro inagotable de viandas y licores. En definitiva, una cárcel a mi medida que no me recordara que lo es. Incluso es posible que, si nadie me prohibiera expresamente salir, me contentara con no moverme de un lugar tan paradisíaco.
¿Prefiere los animales a la gente?
Prefiero la gente a los animales, pero detesto a la gente que hace el animal. En cuanto a los animales, creo que son mucho más felices si no cuentan con nuestra atención y no me interesan como paliativos de la soledad. La soledad es uno de esas realidades incómodas que uno tiene que aprender a saborear si quiere adentrarse realmente en la madurez. Además, cuando más nos conocemos a nosotros mismos, más tendemos a la soledad, en algunos casos por precaución y en otros, los más admirables, por amor al prójimo.
¿Es usted cruel?
Para mí, la crueldad supone hacer daño a conciencia, y en ese sentido sí, puedo llegar a serlo cuando contemplo los asombrosos niveles de estupidez colectiva que nos rodean y que últimamente han encontrado cauce de expresión en las redes sociales.
¿Tiene muchos amigos?
Nunca he tenido muchos amigos. Si algo es la vida es cambio permanente. Creo que vivimos etapas diferentes, y en cada una de ella nos acompañan amigos diferentes. Me parece difícil que las amistades de una determinada época sobrevivan al tránsito a épocas posteriores porque los que fueron los fundamentos de una amistad en un momento dado dejan de serlo cuando cambian las circunstancias.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
La amistad surge cuando el niño que llevamos dentro descubre que puede jugar con el niño de otras personas. Eso supone la existencia de algo esencial: la reciprocidad. Aparte de ese ingrediente básico, me gusta encontrar en mis amistades sinceridad y lealtad, que son cualidades a veces contrapuestas, y también complicidad.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
A ver, ¿quién no nos decepciona en algún momento u ocasión? Todos fallamos y nos equivocamos en nuestras relaciones, y las relaciones de amistad no son más fáciles que las amorosas. Admitido esto, hay algo que llevo muy mal. Se llama traición y es una experiencia especialmente dolorosa porque únicamente te puede traicionar la gente a la que quieres.
¿Es usted una persona sincera? 
Digamos que solo acepto callarme si mis palabras pueden herir a alguien amado. Como norma es mejor decir la verdad y mostrarte como eres.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Satisfaciendo mi curiosidad, ampliando mis conocimientos sobre las distintas ramas del saber mediante la lectura, el cine y la música. De joven fui muy mal estudiante, pero de mayor me convertí en un apasionado del estudio. Ah, y también me entusiasman las motos y la mecánica.
¿Qué le da más miedo?
No poder valerme por mí mismo, depender físicamente de terceros y perder mi autonomía. La idea de convertirme en un enfermo al que hay que atender las 24h del día y que tarde o temprano se convierte en una carga insoportable para sus seres queridos. Esto en cuanto a lo interior. En cuanto a lo exterior, que Google lo sepa todo de mí.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Poco hay que me escandalice, pero que me asombre… Por ejemplo, la vanidad humana, su tontería infinita, su ambición sin límites.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
¿Quién dice que decidí ser escritor? Soy escritor porque al final me salió algo que llevaba dentro y que estaba maduro para darse a conocer. No creo que los artistas decidan serlo y dudo mucho que uno pueda ser creativo por decisión propia. ¿Se imagina a Mozart, con siete años, sentado al piano diciendo “de mayor quiero ser pianista”? Mozart llevaba un puñetero piano dentro y en lugar de jugar con otros niños le daba a las teclas (para nuestro deleite).
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Me gusta caminar, jugar a golf y mi mujer.
¿Sabe cocinar?
En mi casa, cuando me quieren mortificar me preguntan qué voy a cocinar para la cena.  Sí, modestia aparte, soy un excelente cocinero.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A Winston Churchill, por su carácter contradictorio, capaz de ser pueril y sabio, educado y grosero al mismo tiempo. Porque sin él, viviríamos una Europa de dictadores.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Nosotros.
¿Y la más peligrosa?
Yo.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Muchas veces, hasta que me doy cuenta de la cantidad de tiempo y atención que tendría que dedicarle a la persona en cuestión y que en ningún caso merece.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Soy de los que creen que al individuo hay que dejarle equivocarse, tantas veces como sea necesario, porque es la única manera que tiene de aprender, así que si tengo que ponerme una etiqueta política, me pongo la que se inventó Indro Montanelli en una entrevista, cuando se definía como anarco-capitalista.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Teniendo en cuenta la velocidad a la que huye la gente a mi alrededor cuando canto, sin duda, músico. La música, con esa dimensión intangible que tiene, me parece la más elevada de las artes.
¿Cuáles son sus vicios principales?
La pereza.
¿Y sus virtudes?
El sentido del humor.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Un buen vaso de whisky.
T. M.