martes, 26 de febrero de 2019

Entrevista capotiana a Jose A. Pérez Ledo


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Jose A. Pérez Ledo.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Me conformo con la Vía Láctea. Reúne las condiciones para las formas de vida basadas en el carbono y, además, tiene bares.
¿Prefiere los animales a la gente?
Las personas somos los animales con los mejores cerebros de la naturaleza. Y a mí me van los cerebros.
¿Es usted cruel?
No. La crueldad es la mala educación de los acomplejados.
¿Tiene muchos amigos?
Los justos para no llorar en mis cumpleaños.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que llamen poco y siempre por algo.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Soy tan comprensivo que cualquier actitud que no implique el genocidio me parece respetable.
¿Es usted una persona sincera? 
La mentira es un rasgo evolutivo que nos ha permitido afianzarnos como especie. Ser sincero es, por tanto, un atroz vicio contra natura.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Mi repertorio de neurosis es tan grande que copan casi todas mis horas de ocio.
¿Qué le da más miedo?
Los dentistas y la muerte. Por este orden.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Que los reaccionarios se crean progresistas solo porque no se fían de Pfizer.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Fracasar una y otra vez en la gestión de una pyme.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Voy tarde a todo tres veces por semana.
¿Sabe cocinar?
Depende del plato y de la sinceridad del comensal.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A Noah Constanza, la mujer que planteó un modelo matemático sobre la existencia de los agujeros negros ya en 1926 y cuya figura fue borrada de la historia. Esperaría dos años antes de admitir que me lo inventé todo.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Mañana. Salvo en “no vas a llegar a mañana”, claro.
¿Y la más peligrosa?
“¡Fuego!”
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Trabajo en televisión. Quiero hacerlo cada diez minutos.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Soy de extrema derecha por la mañana, especialmente cuando madrugo, pero me reconcilio con los derechos civiles después del segundo café.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
El mejor pianista del mundo, siempre y cuando eso no implique ser chino.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Procuro hacer muchas cosas distintas en un fútil esfuerzo de negación de la muerte.
¿Y sus virtudes?
Me pongo al fondo y molesto poco.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Las evidentemente mejorables clases de natación de los hermanos Maristas.
T. M.