jueves, 14 de febrero de 2019

Entrevista capotiana a Paz Castelló


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Paz Castelló.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Mi casa.
¿Prefiere los animales a la gente?
Últimamente me decanto más por los animales, pero sigo teniendo fe en la condición humana a pesar de todo.
¿Es usted cruel?
Elijo no serlo. Al final toda actitud es una elección.
¿Tiene muchos amigos?
No. En general soy de minorías.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Honestidad y lealtad.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Si lo hacen dejan de serlo, por lo tanto la respuesta es no.
¿Es usted una persona sincera? 
Tengo ese gran defecto. He de ser sincera y reconocerlo.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Con mi gente, haciendo cosas sencillas y placenteras. Si no los tengo cerca, me dedico a estar conmigo misma, leyendo, escuchando música, pensando. Disfruto de la soledad.
¿Qué le da más miedo?
El miedo.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Me escandaliza ser testigo de hasta dónde somos capaces de hacernos daño las personas.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Creo que la persona creativa lo lleva en el ADN, por eso supongo que crearía de otra manera.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
¿El sexo cuenta?
¿Sabe cocinar?
Sí, y muy bien, según dicen.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
No soy nada mitómana. Buscaría a alguien más anónimo que famoso para convertirlo en inolvidable para el gran público. Creo que los grandes héroes y heroínas están por descubrir en la vida de mucha gente desconocida.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Amor.
¿Y la más peligrosa?
Esperanza.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Lo hago constantemente en mis novelas. Soy una asesina en serie con un modus operandi literario.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Creo en la bondad como ideología, en la honestidad y en la lealtad como principios básicos de la política. A partir de ahí, me pilla usted en un momento bastante desencantado.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Cualquiera que me hiciera feliz. Creo que es el principal objetivo de la vida.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Un vicio confesable es que me encanta dormir. Creo que es el único que puedo contar públicamente.
¿Y sus virtudes?
Soy noble, perseverante, apasionada y leal.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Creo que haría balance y llegaría a la conclusión de que he sido feliz, lo cual me satisface. Pensaría con amor y agradecimiento en mi gente, fundamentalmente en mis hijos y mi marido.
T. M.