martes, 4 de junio de 2019

Entrevista capotiana a Nieves Abarca


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Nieves Abarca.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
La Coruña.
¿Prefiere los animales a la gente?
Depende de la gente y depende de los animales.
¿Es usted cruel?
Soy demasiado mayor para ser cruel. Es un privilegio de la juventud.
¿Tiene muchos amigos?
Espero tenerlos buenos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Brillantez, honestidad, comunión, comunicación, buen comer y beber. Y buen leer.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No.
¿Es usted una persona sincera? 
Sí.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Escribiendo, leyendo, dibujando, viendo series y películas.
¿Qué le da más miedo?
Los payasos.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La mala educación.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Ser perfiladora criminal.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
A veces mucho, a veces nada, sin término medio.
¿Sabe cocinar?
Sí.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A las hermanas Brontë.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Cerveza.
¿Y la más peligrosa?
Salvación.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Todos los días varias veces.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Prerrafaelita.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
La Viuda Negra.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Comprar libros que se amontonan. Y a partir de ahí todos los demás.
¿Y sus virtudes?
Ser rubia de ojos azules.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
He estado un par de veces a punto de ahogarme y solo pensaba en salir del agua.
T. M.