viernes, 30 de agosto de 2019

Entrevista capotiana a Mar Moreno


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Mar Moreno.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Donde viva mi amante.
¿Prefiere los animales a la gente?
Prefiero a la gente que ama a los animales.
¿Es usted cruel?
No.
¿Tiene muchos amigos?
La palma de mi mano es confortable pero no demasiado grande.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Si me aceptan como soy, y no me hacen demasiados reproches ya han superado la prueba.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Procuro exigirles poco.
¿Es usted una persona sincera? 
Si le soy sincera… sí.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Escribir, navegar, ver películas, cocinar para mis seres queridos.
¿Qué le da más miedo?
El dolor físico. La enfermedad.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
El éxito de la incompetencia.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Llevar una vida creativa y ser escritora.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
¿Vale teclear?
¿Sabe cocinar?
Soy jefa y pinche en mi cocina.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Alguna mujer olvidada.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Educación.
¿Y la más peligrosa?
Miedo.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No.
 ¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Socialdemócrata.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Inmortal.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Despistada. Abstraída. Maniática de la puntualidad.
¿Y sus virtudes?
Sé guardar un secreto.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
El día que en colegio enseñaban a nadar… y falté a clase.
T. M.