jueves, 5 de septiembre de 2019

Entrevista capotiana a Javier Borràs Arumí


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Javier Borràs Arumí.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Mi cuerpo.
¿Prefiere los animales a la gente?
Ambos me interesan.
¿Es usted cruel?
Como forma de justicia leve.
¿Tiene muchos amigos?
Estoy satisfecho con la cantidad.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
La amistad no nace del escrutinio.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Son amigos, no héroes.
¿Es usted una persona sincera? 
Siempre entre los límites de la inteligencia y de la cortesía.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
¿Cuál es mi tiempo prisionero?
¿Qué le da más miedo?
¿Y que mis enemigos se enteren?
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La mala educación.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
A saber.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Me gusta el baloncesto, suelo usar la bicicleta y camino.
¿Sabe cocinar?
Sé y me interesa, aunque no cocino demasiado.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Kongzi.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
He viajado lo suficiente por el mundo para no poder dar una única respuesta.
¿Y la más peligrosa?
Ídem.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Soy pacífico.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
¿Es usted un espía?
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Si fuera otra cosa perdería todo lo que ahora tengo.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Por pudor, me abstengo a responder.
¿Y sus virtudes?
Ídem.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Creo que mi cabeza estaría demasiado ocupada ahogándose, para también pensar en imágenes. No suelo poder hacer dos cosas a la vez.
T. M.