viernes, 4 de octubre de 2019

Entrevista capotiana a Rosa Ribas


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Rosa Ribas.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Una ciudad grande al lado del mar. Barcelona, por ejemplo.
¿Prefiere los animales a la gente?
A la gente, sobre todo a la gente que trata bien a los animales.
¿Es usted cruel?
Si lo soy, es de manera involuntaria.
¿Tiene muchos amigos?
Creo que sí.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
No busco nada en concreto. Son como son. Y así los quiero.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No.
¿Es usted una persona sincera? 
Sí. Pero conozco el valor de saber guardar secretos.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Leyendo, charlando con mis amigos, viendo películas.
¿Qué le da más miedo?
Si se lo cuento, no podrá dormir.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La intolerancia.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Lo que hice antes, ser docente de lengua.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Sí.
¿Sabe cocinar?
No. En absoluto. Por eso soy una invitada muy agradecida si alguien cocina y me invita a comer. Para mí eso es magia.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Jane Goodall, la etóloga británica. Siempre me fascinó su personalidad y admiro su integridad, su valor y la pasión con que investiga el mundo de los chimpancés.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Quizás.
¿Y la más peligrosa?
Quizás.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
¿Sabe que soy zurda?
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Jardinera en Versalles.
¿Cuáles son sus vicios principales?
De los confesables, el café.
¿Y sus virtudes?
No sabría decirlo. Mejor pregunte a mis amigos.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Supongo que las del sádico que se suponía que enseñaba a nadar a los niños en mi pueblo. Recordaré cómo nos cogía por una mano y un pie y nos arrojaba al centro de la piscina y nos gritaba “¡Nada! ¡Mueve los pies!” Lo que me daba tanto miedo que mi madre decidió que no volviera. Si me ahogo, moriré maldiciéndolo.
T. M.