domingo, 19 de enero de 2020

Entrevista capotiana a Jorge Alfonso


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Jorge Alfonso.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
El living de mi casa, con mis colecciones de películas y dvd’s de música, mis 900 libros, mis 800 discos y mis 77.000 mp3’s.
¿Prefiere los animales a la gente?
No, aunque adoro a los animales y frecuentemente he encontrado en ellos más humanidad que en las personas.
¿Es usted cruel?
No. La crueldad me parece una triste y patética debilidad.
¿Tiene muchos amigos?
Tengo muchos, aunque no tantos como desearía.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Honestidad, franqueza, solidaridad y ganas de mejorar al mundo y a sí mismos.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Muchas veces y de diversas formas. Pero seguramente yo también los decepciono a menudo (aunque sin intención).
¿Es usted una persona sincera? 
Rotundamente sí.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Leyendo, escuchando música, bajando música, comprando música y libros, mejorando mi jardín.
¿Qué le da más miedo?
La ignorancia y la estupidez humanas.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Lo anterior y los prejuicios infundados, la discriminación y la violencia.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Probablemente nada de valor.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Caminar y cuidar de mi jardín.
¿Sabe cocinar?
No. Nada. En casa mi mujer cocina y yo lavo los platos.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A varios de mis amigos.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Podría ser “crecimiento”. O podría ser “fe”. Fe en cualquier cosa benévola.
¿Y la más peligrosa?
Egoísmo.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Nunca. Pienso que toda vida es sagrada y no veo a la muerte como una solución ante ningún tipo de problema.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
La libertad es mi creencia suprema. No soy “de izquierda”, aunque simpatizo mucho con ella. Quizá podría decir que soy “antiderecha”.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Un chamán, un psicólogo, un cantante, un saxofonista o un guitarrista.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Tabaquismo, marihuana, pereza y algo de alcohol.
¿Y sus virtudes?
Esas mejor que las enumeren otros.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
No sé nadar y he estado a punto de ahogarme varias veces. En esas ocasiones he pensado en mi familia y en mis amigos, en banalidades y en lo absurdo de morir así.
T. M.