sábado, 29 de febrero de 2020

Entrevista capotiana a Borja Cardelús y Muñoz-Seca


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Borja Cardelús y Muñoz-Seca.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
El Paraíso, evidentemente. De todos los demás quisiera escapar.
¿Prefiere los animales a la gente?
Prefiero a la gente, porque los animales, sobre todo los salvajes, son absolutamente predecibles y no dan sorpresas. En cambio los humanos son una continua caja de sorpresas y es interesante observarlos.
¿Es usted cruel?
No. La crueldad revela una insuficiencia mental, y no creo tenerla.
¿Tiene muchos amigos?
Tengo muchos conocidos. Amigos, muy pocos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Ninguna. Los acepto como son, pero un pelmazo nunca sería mi amigo.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Me han traicionado varios colaboradores. Amigos, no, porque significa que no eran amigos.
¿Es usted una persona sincera? 
Si ser sincero es cumplir lo que uno promete, soy absolutamente sincero.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
El tiempo libre lo dedico a la creación, así como el no libre.
¿Qué le da más miedo?
Me da miedo la forma del tránsito a la otra vida, no el hecho de la muerte.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Me escandaliza la ingratitud de las personas que reciben favores y se vengan más tarde. Las personas y los colectivos, como los indios americanos, que reniegan de España, la nación que les salvó.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Yo estaba abocado sin remedio a la profesión de abogado, y por fortuna di un golpe de timón y me dediqué a la Naturaleza y a la creación literaria y cinematográfica.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
El justo para no anquilosarme, y nunca algo que me pueda absorber mucho tiempo, como el golf. Gracias a Dios no he jugado al golf.
¿Sabe cocinar?
Sí, y me gusta porque la cocina es muy creativa
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Sin duda  a Hernán Cortés.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Sí.
¿Y la más peligrosa?
Nunca.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No, pero encarcelarles a perpetuidad para que dejen de hacer daño, a unos cuantos.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Conservador en los valores tradicionales, avanzado o de justicia social en lo económico.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Me hubiera gustado ser el tiempo. Desde un palco lo ve todo, y no conoce principio ni fin.
¿Cuáles son sus vicios principales?
La impaciencia y las aceitunas, si es que eso son vicios.
¿Y sus virtudes?
La imaginación, la determinación y la tenacidad en el trabajo.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Que pasara pronto, y que en el otro lado fueran benevolentes conmigo. Y le diría adiós a mi esposa.
T. M.