jueves, 28 de mayo de 2020

Entrevista capotiana a Lucía Gil


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Lucía Gil.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Después de vivir unos tres meses encerrada en casa, me he dado cuenta de que lo importante no es elegir el sitio del que no podrás salir jamás sino las personas con las que te encerrarías. Pero si puedo escoger… Elegiría una casa con todas las comodidades. Ah, y con terraza y jardín…
¿Prefiere los animales a la gente?
No, por lo general. Aunque no te mentiría si dijera que le tengo mucho más amor a algunos perros que a algunas personas…
¿Es usted cruel?
No me sale. Pero a veces me apetece. Supongo que se puede practicar…
¿Tiene muchos amigos?
Soy muy sociable, pero tengo pocos amigos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que sepan ser los mejores en los buenos momentos y también en los malos. Mucho sentido del humor y poco sentido del ridículo. Libertad de decir y hacer lo que nos apetezca sin sentirnos juzgados aunque pensemos lo contrario.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Los que me decepcionan no son mis amigos. Las “pequeñas decepciones” de mis amigos de verdad me resultan más fáciles de perdonar. Todos nos sentimos decepcionados de vez en cuando, y también decepcionamos…
¿Es usted una persona sincera? 
Creo que sí. Lo estoy intentando ahora, aunque no descarto contar alguna mentira en la entrevista.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Cantando, componiendo, leyendo, bebiendo una cerveza en una terraza, cocinando, haciendo planes con mis amigos…
¿Qué le da más miedo?
Morirme. Que se mueran las personas que quiero.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La gente radical. Los que no son capaces de razonar y siguen “la voz de su amo”.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Me cuesta imaginarme llevando una vida lejana a la creatividad… Supongo que me dedicaría a algo relacionado con la imagen o la organización de eventos. Pero para eso también hace falta creatividad ¿no?
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Sí. Intento estar siempre en movimiento.
¿Sabe cocinar?
Me gusta. No se me da mal. Eso si, las cantidades siempre a ojo.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Freddy Mercury. Me emociona su música y me parece un personaje apasionante.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Gracias. La educación es la mayor esperanza.
¿Y la más peligrosa?
Ignorancia.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No. Aunque a veces he deseado que alguien desapareciera de mi vida.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
He votado tres veces, y ninguna de las tres al mismo partido. No me identifico con colores, solo tengo claro mis valores.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Empresaria.
¿Cuáles son sus vicios principales?
La necesidad de calle constante, de sol, de viajes…
¿Y sus virtudes?
Soy buena persona.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Creo que si me estuviera ahogando no se me pasaría ninguna imagen por la cabeza. Estaría intentando desesperadamente buscar la forma de salvarme.
T. M.