viernes, 22 de mayo de 2020

Entrevista capotiana a Xavi Barroso


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Xavi Barroso.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Algún lugar a pie de playa o con vistas al mar. Con el resto me apaño.
¿Prefiere los animales a la gente?
Soy ambicioso, me quedo con los dos. Aunque, el homo sapiens sapiens no deja de ser un animal.
¿Es usted cruel?
Para nada. Me gustaría que alguien me explicara con argumentos –y gráficos si cabe– para qué sirve la crueldad.
¿Tiene muchos amigos?
Me siento afortunado en ese sentido.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Comprensión, amor, diversión, fidelidad, contraargumentos. A veces no sé si pedir semejantes cualidades me lleva por los caminos de la exigencia o por los del conformismo.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Todo el mundo te decepciona alguna vez, forma parte de las reglas del juego. Quizá la clave de toda relación está en la capacidad de perdón.
¿Es usted una persona sincera? 
Sí, siempre que no me pillen una mentira.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Viajando, leyendo, viendo pelis y series, haciendo deporte, de vermuteo, riendo. No soy muy original en ese sentido y no me puedo estar quieto.
¿Qué le da más miedo?
El odio, sin duda, creo que si nos ayudaran a canalizar el odio desde la infancia, el mundo sería un lugar más agradable donde vivir.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Que los abre fácil compliquen aún más la abertura de un envase, que existan personas que tratan al planeta como a un vertedero, el auge de la extrema derecha, la doble moral, los recortes de libertades, la falta de empatía.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Creo que organizaría eventos, aunque también hay una parte muy creativa en ese oficio.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Sí, hago mucho deporte. De lo contrario, creo que sería insoportable.
¿Sabe cocinar?
Me defiendo. Mi especialidad es la repostería, pero no me apasiona el dulce. Sé que es contradictorio, así que supongo que lo mío es la cocina contradictoria.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Owen Jones. No se me ocurre un personaje más coherente en el panorama político y social actual.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Artífice.
¿Y la más peligrosa?
Palabra.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Si se refiere a si alguna vez he tenido ganas de que alguien desaparezca de mi vida, la respuesta es sí, como todo  el mundo. Si por el contrario, me pregunta por si alguna vez he deseado acabar con la vida de otra persona, la respuesta es no.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Se lo puede usted imaginar si vuelve a leer la pregunta sobre el personaje inolvidable.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Claramente, un pingüino. No tengo ninguna duda.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Los mismos que mis principales vicios.
¿Y sus virtudes?
Pues me gusta pensar que soy creativo, empático, proactivo, trabajador, positivo y muy emocional. Sin embargo, este listado variará en función de si usted lo contrasta con mi madre o con mis exs.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Me gustaría decir que los besos y los momentos bonitos de mi vida, pero estoy seguro que esas imágenes me remitirían a todo lo que no he hecho.
T. M.