jueves, 3 de septiembre de 2020

Entrevista capotiana a Borja F. Caamaño


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Borja F. Caamaño.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Sin duda alguna, Estambul.
¿Prefiere los animales a la gente?
Como buen gallego, debo decir que depende del animal y de la persona.
¿Es usted cruel?
Ya no.
¿Tiene muchos amigos?
Los justos, y a veces sobran.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Sinceridad.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Los que siguen siéndolo no.
¿Es usted una persona sincera? 
Por supuesto, pero si no lo fuese estaría respondiendo esto mismo.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
¿Tiempo libre?
¿Qué le da más miedo?
Las cruces hechas con pinzas para la ropa… no, los idiotas con poder.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La hipocresía y silencio de los buenos.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Beber, mucho.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Dios sabe que lo intento. Y volvemos a una respuesta anterior: «¿tiempo libre?».
¿Sabe cocinar?
Gracias al confinamiento me he vuelto un maestro arrocero.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Carlos Oroza.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Felicidad.
¿Y la más peligrosa?
Autoayuda.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Alguna vez no he querido hacerlo.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Padezco ese defecto profesional de leer, lo que sea: libros, garabatos en servilletas de papel, panfletos, programas electorales… y eso me ha empujado a la orfandad política.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Un roble centenario, plantado bien lejos de la humanidad y los eucaliptales que están consumiendo este país.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Adicción al trabajo.
¿Y sus virtudes?
Adicción al trabajo, también.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Soy muy de visualizar. Creo firmemente que para alcanzar el éxito (profesional, romántico, personal) debes verte alcanzando aquello que te has propuesto. La fe conduce al éxito, el miedo y la duda al fracaso. Así pues, en todas las ocasiones en que me he visto con el agua al cuello, no pocas, he logrado salir con sangre fría a la hora de buscar una salida. Viéndome fuera del atolladero.
T. M.