jueves, 24 de diciembre de 2020

Entrevista capotiana a Silvia Zuleta Romano

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Silvia Zuleta Romano.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Madrid, Buenos Aires o Asturias me parecen opciones fantásticas.

¿Prefiere los animales a la gente? Depende para qué. Para charlar, sin dudas prefiero un ser humano. Los animales me gustan en la naturaleza, no como entretenimiento de las personas.

¿Es usted cruel? Eso debería contestarlo mis seres queridos. Pienso que no aunque, seguro tengo muchos defectos.

¿Tiene muchos amigos? No, tengo pocos. Y cada vez me cuesta más conservarlos. O soy más exigente. O cada vez disfruto más de la soledad.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Reírme sobre todo. Pasarla bien. Tener conversaciones interesantes que no significa que tengan que ser profundas. Me gusta charlar de pavadas.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Me decepciona la gente en general y yo habré decepcionado a muchos pero ya no le doy importancia al asunto. 

¿Es usted una persona sincera? Depende de las circunstancias. En general, digo lo que pienso si suma a la conversación pero no considero la sinceridad un valor en sí mismo. Intento no herir a las personas.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Leyendo. Caminando. Comiendo. Viendo series o películas.

¿Qué le da más miedo? Me dan miedo muchas cosas. Por nombrar algunas, me aterra el fanatismo. La intolerancia. La falta de solidaridad.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Lo mismo que lo anterior.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? No sé. Estudié economía y luego filosofía. Pero he trabajado de muchas cosas. Amo trabajar. Me gusta explorar nuevos ámbitos o sea que hubiese trabajado de cualquier cosa que tenga algún componente creativo como lo hago ahora.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Llevo años haciendo pilates y yoga y TRX pero ahora con el confinamiento sentí la necesidad de hacer algo más cardiovascular y empecé a correr. Me parece el complemento perfecto para mi trabajo.

¿Sabe cocinar? Sí. Cocino mucho y me gusta.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Keynes es uno de ellos. Pero uno menos conocido es EF Schumacher, discípulo de Keynes y uno de los padres de la economía ambiental. Del primero, he escrito mucho y del segundo estoy preparando algo que saldrá en breve en mi web.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Debe haber muchas pero la palabra Asado evoca muchas cosas lindas. Siempre es esperanzador pensar en que te comerás una entraña o un ojo de bife.

¿Y la más peligrosa? Cualquier palabra que incite al odio o a la intolerancia.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? ¡Nunca!

¿Cuáles son sus tendencias políticas? La política me aburre. Mi bandera es el pensamiento crítico, la escucha y el aprendizaje. En mi sitio web están plasmadas algunas de mis inquietudes. Que el lector saque sus conclusiones.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Me hubiese encantado ser buena cantante, bailarina, actriz o dibujante. Es admiración lo que siento ante muchos artistas. Pero no ando frustrada. Cada uno hace lo que puede.

¿Cuáles son sus vicios principales? ¿Vicios? El vino y la comida. Algún cigarrillo. Tampoco me hago drama con eso. Hay que cuidarse pero también disfrutar de la vida.

¿Y sus virtudes? Eso lo tienen que decir los que me conocen.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? ¡Qué pregunta! No tengo ni idea y prefiero ni pensarlo.

T. M.