miércoles, 6 de enero de 2021

Entrevista capotiana a Clara Pastor

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Clara Pastor.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Una isla con suficientes caminos para ir variando, una costa transitable a nado y buen tiempo. No se puede pedir que a todas las personas que quieres les guste lo mismo, pero pediría coincidir con al menos tres.

¿Prefiere los animales a la gente? Los animales me gustan todos (excepto las moscas y los mosquitos); las personas no.

¿Es usted cruel? Creo que no, pero sí soy muy partidaria de las pequeñas venganzas.

¿Tiene muchos amigos? Unos pocos muy buenos que me acompañan siempre, y más o menos el doble que conforman un paisaje más amplio al que me asomo de tanto en tanto.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Lealtad, afecto y sentido del humor.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? A veces, quizás más antes que ahora. Con el tiempo aprendes que la verdadera amistad es a prueba de esas pequeñas decepciones (o malpercepciones).

¿Es usted una persona sincera? En silencio y en mis actos diría que siempre; de palabra puede frenarme el temor a herir o a salir mal parada.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? En movimiento y al aire libre.

¿Qué le da más miedo? Que le pasara algo horrible a alguien cercano y querido.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Observo que suele escandalizaros aquello que refleja algo de nosotros mismos de lo que no estamos especialmente orgullosos, así que procuro no escandalizarme mucho. Es una reacción muy poco favorecedora.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Hubiera sido abogado o jardinera, dos cosas bien distintas, me doy cuenta. La primera para ser útil a los demás, la segunda porque me habría enseñado a vivir más acompasada con los ritmos de la tierra.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Todos, todo el tiempo, todo lo que puedo.

¿Sabe cocinar? Sí, me gusta mucho cocinar, para otros, cosas sencillas, con lo que encuentro en la nevera (yo soy muy aburrida comiendo, puedo comer lo mismo cada día durante muchos días).

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A Chief Joseph, jefe de la tribu Nez Perce de Oregón.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Traversare, en italiano.

¿Y la más peligrosa? Las palabras son peligrosas cuando se pervierte su significado. En ese sentido hay muchas que lo son: libertad, igualdad, justicia, solidaridad

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? No.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Ver la política y sus tendencias desde la distancia.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Una diosa griega. Me conformaría con ser una de las menores.

¿Cuáles son sus vicios principales? Consentirle todo a mi perrita, más que si fuera una persona.

¿Y sus virtudes? Ver mis vicios y no tomármelos, ni a éstos ni a mí misma, demasiado en serio.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Las de los momentos más felices vividos, no tengo ninguna duda. Lo experimento cuando nado el mar y me pregunto que pasaría si estuviera en un mar peligroso o si en el que nado Poseidón se enfadara: me quedaría sin fuerzas acunada por esos recuerdos.

T. M.