Una novela quijotesca, libresca, escrita con una gracia lingüística maravillosa, que está protagonizada por un bala perdida, Desi Calvario, que vaga por Madrid acudiendo a su bar habitual y se cruza con personajes tan pobres como él, como un actor y filósofo aficionado, pero con encendido verbo literario. Ya desde la dedicatoria, que no desvelaremos pero está dirigida a Dios y también a sus nietos, se despliega una ironía que usa la vida moderna urbana, el enamoramiento súbito, la obra de Shakespeare o de Karl Marx, o los barrios humildes llenos de inmigrantes, para contarnos una historia divertida y tierna a la vez. Reverte se despide, pícaro, a lo grande, y no habrá mejor homenaje que leerle.
Publicado en La Razón, 20-III-2021