miércoles, 26 de mayo de 2021

Entrevista capotiana a Alicia Giménez-Bartlett

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Alicia Giménez-Bartlett.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Mi casa actual, en el campo, a siete kilómetros del mar, en el término municipal de Vinaròs (Comunitat Valenciana).

¿Prefiere los animales a la gente? Sí, absolutamente, sin ningún género de dudas. Perros y gatos de manera muy especial.

¿Es usted cruel? Cero, en absoluto. Detesto el sufrimiento ajeno y practico la virtud de la piedad sobre ninguna otra.

¿Tiene muchos amigos? Sí, bastantes. A mi edad sigo encontrando amigos nuevos, lo cual me parece el colmo de la fortuna. Todos son de carne y hueso, ninguno virtual.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? La inteligencia, la pasión por la vida y el sentido del humor.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Generalmente no, porque no pido mucho de ellos. Soy prudente.

¿Es usted una persona sincera? No demasiado. Cuando la sinceridad puede levantar ampollas, prefiero callar e incluso mentir.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Leyendo, quitando malas hierbas en el jardín, jugando con mis animales, paseando por el campo y tomando cerveza con mis amigos.

¿Qué le da más miedo? Llegar a no entender nada de la sociedad en la que vivo.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Las desigualdades sociales. El ansia de poseer cada vez más dinero, cada vez más poder.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Me hubiera gustado ser una pequeña empresaria, tener un negocio, gestionarlo, renovarlo, hacerlo perdurar.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Natación.

¿Sabe cocinar? Sólo para el día a día. Antes sabía más, pero he ido perdiendo la afición y la paciencia. Al contrario de lo que muchos declaran, cocinar me poner nerviosa.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A Rita Barberá. Era mujer, tenía poder y lo ejercía, era malhablada, lesbiana, bebedora y… gorda. Un personaje en contra de todas las convenciones sociales, aunque políticamente no fuera santo de mi devoción.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Amistad.

¿Y la más peligrosa? Libertad. Tiene tantas interpretaciones que puede volverse en contra de lo que de verdad pensamos. 

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? No. Quitar la vida a alguien es ver cómo deja de respirar, cómo los ojos se le quedan velados… me causaría horror.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Soy de izquierda moderada. Voto socialista desde el principio de la democracia.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Jardinera. Saber mucho sobre plantas, cuidarlas, verlas crecer. La jardinería me serena.

¿Cuáles son sus vicios principales? Soy fumadora y bebo alcohol. Ambas cosas de manera moderada, pero con plena convicción y ningún deseo de abandonar.

¿Y sus virtudes? Soy amable y empática. Aunque vea a una persona no más de cinco minutos, siempre me pongo en su lugar.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Vería a mi padre, mi época universitaria, a mí misma estando enamorada, el deseo y el sexo, los paseos con mis perros caminando entra naranjos, a mis hijos cuando eran bebés.

T. M.