lunes, 12 de julio de 2021

Entrevista capotiana a Saray García

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Saray García.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? En alguna superficie comercial de las que tienen de todo: comida, libros, electrodomésticos que funcionan, sofás o incluso camas, servicios... No es demasiado romántico, pero sí práctico. Supervivencia y entretenimiento asegurados.

¿Prefiere los animales a la gente? Tendría que plantearme qué animales y qué gente, pero, por lo general, me quedo con la gente.

¿Es usted cruel? Reconozco que tengo cierta malicia, que no maldad, pero no creo ser en absoluto una persona cruel.

¿Tiene muchos amigos? Mi vida ha transcurrido en varios lugares, así que he ido recolectando personas especiales en todos ellos. Gracias a eso, cuento con bastantes a los que puedo considerar amigos con mayúsculas.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Confianza, sinceridad y apoyo. Por supuesto, pido lo mismo que estoy dispuesta a dar.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Cuando conoces a las personas sabes lo que puedes o no esperar de cada uno, por lo que es difícil que te decepcionen, sin embargo, supongo que todos nos llevamos alguna mala sorpresa muy de vez en cuando.

¿Es usted una persona sincera? Mucho. La mentira es casi el único pecado que no perdono, así que también me aseguro de no cometerlo.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? No soy nada original. La lectura, la música, el cine, pasear (a ser posible por la playa) o pasar tiempo con mi familia son mis actividades favoritas.

¿Qué le da más miedo? El conformismo. Y las serpientes; las serpientes son superiores a mis fuerzas.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? No soy fácilmente escandalizable, pero… podría decir que la hipocresía descarada.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Imagino que habría seguido con mi carrera como investigadora científica. Pero, como ya mencioné, me angustia el conformismo.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Si pasear diariamente se puede considerar ejercicio físico…

¿Sabe cocinar? Lo suficiente como para alimentarme, pero no me consideraría una cocinera habilidosa.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Seguramente Marie Curie.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Esperanza.

¿Y la más peligrosa? Odio.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Creo que a diario.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Tiendo de la forma más política a no hablar de política.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Un unicornio, aunque lo del cuerno, cómodo del todo no debe ser.

¿Cuáles son sus vicios principales? Soy demasiado perezosa hasta para pensar si tengo alguno más que la propia pereza.

¿Y sus virtudes? Soy sincera y muy leal.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Me gustaría pensar que, de no verme dominada por el pánico y la angustia, evocaría esos momentos en los que me he reído a carcajadas con personas importantes para mí. Si nos tenemos que ir, mejor que sea riendo.

T. M.