domingo, 22 de agosto de 2021

Entrevista capotiana a Christian Martínez Silva

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Christian Martínez Silva.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Elegiría Madrid, creo que es un buen lugar para que, sin salir, uno pueda sentir que sigue en contacto con la gente del resto del mundo.

¿Prefiere los animales a la gente? La verdad es que no. Esto no significa que no me gusten los animales, pero soy muy sociable, no me imagino en un bar charlando con un gato.

¿Es usted cruel? Conmigo mismo tengo una crueldad que nunca ejercería con ningún otro ser.

¿Tiene muchos amigos? Sí, soy un afortunado, pero más que muchos o muchas, tengo buenas y sanas amistades.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? La honestidad, el sentido del humor y que me hagan crecer con puntos de vista diferentes.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Alguna decepción he sufrido, pero no hasta el punto de utilizar ese “suelen”.

¿Es usted una persona sincera? Creo que la sinceridad está sobrevalorada. Desprecio a la gente que alardea de “ir siempre de frente” y va vomitando su realidad con una falta de consideración total. Es preferible medir las palabras para no herir y callar nuestra parte de verdad.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Antes tenía infinidad de respuestas para esta pregunta, en los últimos tiempos la opción de jugar con mi pareja y con mi hijo es mi preferida.

¿Qué le da más miedo? Tengo la sensación de ir contra natura; a medida que cumplo años me siento más vulnerable emocionalmente ante la pérdida de personas de mi entorno, cuando lo normal es que con el paso del tiempo sea más probable que esta situación se vaya dando. La ausencia de mis seres queridos es, sin duda, el mayor de mis miedos.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? La lista es interminable: el racismo, el clasismo, la homofobia, la aporofobia, el negacionismo, el machismo, la xenofobia, el elitismo…

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Me habría encantado dedicarme al cine, al espionaje o al interiorismo. Sé que no tiene nada que ver una cosa con la otra, pero esas contradicciones me definen bastante bien.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Juego al baloncesto, al futbol y corro detrás de mi niño todo el día.

¿Sabe cocinar? Me gusta cuando encuentro el tiempo suficiente porque soy lentísimo. No sé hacerlo demasiado bien, pero creo que hay dos o tres platos con los que puedo sorprender a los comensales.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Tendría muchas dudas entre Stefan Zweig, Nicola Tesla, Marie Curie, Benito Pérez Galdós, Clara Campoamor…

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Cariño. Me gusta por significado y musicalidad.

¿Y la más peligrosa? Coach. Cada vez que alguien se define como tal, huyo.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Solo cuando alguien mastica haciendo mucho ruido.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Soy poco común. Desde muy joven he tenido pequeñas empresas y algún empleado. Creo que en lo económico siempre fui parte del capitalismo (como la gran mayoría), pero desde la moral y lo ético, nunca gané muchísimo más que cualquiera de las personas que trabajaron para mí. En lo demás soy muy social, si hay que definirse, me definiría como progresista.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Cantante de orquesta.

¿Cuáles son sus vicios principales? La literatura, viajar, los bares de mala muerte, los restaurantes innovadores, y generar carcajadas con mi gente.

¿Y sus virtudes? Hago todo por hacer feliz a quien más me importa.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Los ojos de Clara y la sonrisa de Erik.

T. M.