domingo, 26 de septiembre de 2021

Entrevista capotiana a Beñat Arginzoniz

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Beñat Arginzoniz.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Cualquier lugar con claustro, jardín, y una fuente... Me iría ahora mismo.

¿Prefiere los animales a la gente? Prefiero la gente, claro. Aunque es más cómodo preferir a los animales, pero eso sería algo patológico.

¿Es usted cruel? Sí, creo que como especie todos lo somos. Pero podemos intentar evitarlo.

¿Tiene muchos amigos? Nadie tiene muchos amigos.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Que no sean muy pesados.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? ¿Otra pregunta sobre amigos? Es una cosa de adolescentes darle tanta importancia a los amigos.

¿Es usted una persona sincera? Ante mí mismo sí. Ante los demás... creo que si fuéramos sinceros estaríamos todos solos.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Escribiendo un poema. O con algún amor platónico.

¿Qué le da más miedo? Morirme muy despacio diciendo ¡ay! a cada rato.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? La estupidización progresiva y acelerada de la gente.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Quizá sea la escritura, la manía de mostrarse, la manía de producir, lo que nos impide llevar una vida verdaderamente creativa. Una vida apartada y secreta.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? No.

¿Sabe cocinar? Cuatro cosas, lo suficiente. No hago pornografía con la comida.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Todos los personajes son olvidables. Y al final me da la sensación de que todos somos el mismo niño llorando bajo el mismo cielo.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Hace tiempo que mi vida consiste en luchar contra toda esperanza.

¿Y la más peligrosa? La esperanza. Ya lo sabían los griegos, la esperanza es el último mal al que nos agarramos, el que nunca nos abandona y nos ata a la desgracia.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? No.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Me he librado de ellas.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? No puedo querer ser nada que no conozco, sería absurdo. De modo que si puedo rejuvenecer unos cuantos años, con eso me conformo.

¿Cuáles son sus vicios principales? No tengo ninguno principal, todos mis pecados capitales pelean entre ellos por imponerse.

¿Y sus virtudes? No lo sé. Quizá el inconformismo si es que eso es una virtud.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Quizá la imagen de un flotador amarillo con forma de patito. Aunque espero que no sea así.

T. M.